viernes, octubre 15, 2010

Palabra mayor


Para olvidar rápidamente la vergüenza del seis a cero del fin de semana pasado, nada mejor que repasar los conceptos más jugosos del monólogo que brindó, por espacio de una hora, el excelentísimo señor presidente en las mañanas obsecuentes y que el pasquinejo vernáculo cercenó en demasía, privando a los lectores de ahondar en las profundidades del preclaro pensamiento de un prócer contemporáneo. En primera instancia, y como síntesis de su periplo acompañando a la selección nacional, expresó su alegría – “me pone contento”, dijo– porque los nipones no conocen el nombre del presidente argentino pero sí saben quiénes son los dos mejores jugadores de todos los tiempos de la celeste y blanca. ¡Un sentimiento mundial!

Respecto del nimio detalle que el goleador histórico tiene pendiente con la justicia, en función de rescatar su figura en medio del trance que le toca vivir, esforzándose por despegarlo del hecho en cuestión y tratando de llegar hasta la fibra más íntima de la afición, señaló, a modo de metáfora: “Yo sería el primero que le pediría a los hinchas, y seguramente estarían atrás todos, que juntemos fondos para solucionarle el problema impositivo a Fuertes, y todos estarían juntando más plata para él que para la institución; él que es ídolo del club, y que hoy hay que rescatarlo, reivindicarlo y apoyarlo y hay que hacerle corregir los errores que le hicieron hacer, no que hizo de motu propio”. ¡Conmovedor! ¡Hasta las lágrimas!

En tanto, no dejó pasar la oportunidad para tirarle con munición gruesa al innombrable, desligando a los demás ex dirigentes involucrados en el proceso judicial –posibles votos, en diciembre– y destrozando la imagen de quien podría restarle muchos sufragios si llegara a bendecir a una lista opositora en las próximas elecciones. “Está bueno que alguien [él, por supuesto] lo titularice [recontrasic], o lo diga; esto [los procesamientos resueltos por el juez que entiende en la causa de evasión impositiva] no tiene nada que ver con HD, ni con DD, ni con el pobre BC, ni con el ídolo EF, ni con GH (…), la responsabilidad es de una gestión prolongada en el tiempo que la historia está ubicando en su lugar”. ¡Campana de largada!