
El verano sin fútbol siempre es complicado, especialmente cuando el potencial intelectual de quienes ocupan espacios en el éter brilla por su ausencia. Este comienzo de año, no sólo la escasez de neuronas para llenar horas de aire, sin la adrenalina de la competencia, dificulta el panorama; la crisis también afecta, y por partida doble. Por un lado, el nulo movimiento en el mercado de pases; nada para informar, nada para opinar, nada para polemizar. Por otro, la mishiadura que padecen las emisoras y que obligó a cortar de plano con las vacaciones pagas de quienes otrora seguían al plantel con obsecuencia y dedicación. Sólo los aires enrarecidos tienen enviado especial, sim embargo alguna data que maneja huele a res sin refrigerar.
Entre tanto somnífero generalizado, no deja de llamar la atención la diferencia de info que se difunde en los distintos medios vernáculos. Por estos días, mientras en una estación se escuchaba que la flamante adquisición ya estaba confirmada, en otra se anunciaba que la dirigencia le había "bajado el pulgar"; mientras en una se hablaba de la "imponente" oferta de un equipo porteño por el artillero de Margarita, en otra reporteaban al presidente de dicha institución negando cualquier interés por el temible delantero. En ese contexto, también aparece el viejo truco de la música para llenar la inmensidad vacía de contenido. Está visto que aunque pasen las temporadas, la mediocridad no abandona el verano radial santafesino.
De todas maneras, no sería justo ignorar la impúdica maniobra con que la última bazofia de la emisora enredada tapó la vergonzante derrota del futuro rojinegro en el primer partido de pretemporada. Anoticiar, rapidito y al pasar y sin entrar en detalle, sobre lo acontecido y ofrecerle una larga exposición al impresentable vice para que se explaye sobre el intenso trabajo de la muchachada en la costa y el ídem de él mismo y sus pares en pos de engrandecer a Colón. En la extensa perorata, el susodicho confirmó que si no se vende la joya de la abuela, no habrá más incorporaciones, por lo que el sabalé tendrá que enfrentar el próximo torneo con lo que hay, llámese la intrascendencia basal o el piberío que aún está verde. ¡Qué bajón!