lunes, agosto 24, 2009

Misma piedra, mismo tropezón

El primer sponsor de esta nueva era post monopolio debería ser ese famoso pegamento para prótesis dentales. Y no es inconformismo, simplemente se trata de estar alerta pues puede resultar perjudicial para la salud pasar sin escalas de la joda permanente, el chiste fácil, la burla barata y la lisonja interesada al relato en cámara lenta, el comentario soporífero y algún que otro toque de justeza conceptual. Será cuestión de acostumbrarse o quizás esperar a que, con suerte, las cosas mejoren, o, con mala suerte, empeoren. Lo que sí quedó claro es que la mediocridad del fútbol argentino se hacía más llevadera con infinidad de cámaras especializadas en el detalle. Ahora los matungos están más expuestos y el tan mentado rating, una vez pasada la euforia de la gratuidad, con seguridad bajará a niveles insospechados.

Bebidos los primeros tragos, Colón bajó el telón de la primera fecha con un resultado inesperado para su afición, frente a un rival que había quedado atravesado como una espina en la garganta desde el último enfrentamiento. Pues, a pesar de la intención, la revancha seguirá en espera. Si bien durante los primeros minutos el sabalé arremetió como malón contra una fortaleza, dejando al adversario sin respuestas, el dominio se fue diluyendo a medida que la definición se hacía rogar por falta de profundidad. Con un solo jugador desequilibrando, aguantando la presión y generando fútbol la cosa se emparejó, hasta que el pibito tiró la toalla y la cancha comenzó a inclinarse hacia el lado contrario. Los cambios nunca entendibles del dt, una vez más, colaboraron para que el resultado final fuera el que en definitiva fue.

El primer test nunca da para el suicidio masivo, especialmente si se tienen en cuenta los argumentos esgrimidos por el entrenador en el torneo pasado. Según su aguda percepción futbolística, todo fluye cuando el equipo se acomoda solo. El, por el momento, tira a la muchachada a la cancha a ver qué pasa; anunciando sorpresas –algunos graciosos hasta creyeron que él podría ser de la partida–, pensando en modificar el esquema de acuerdo a la presencia o ausencia de un ignoto jugador que cuando entró dio penita; en fin… Lo cierto es que todavía quedan dos cartas por jugar, un cinco esperando en las gateras y el goleador histórico dispuesto a batir todos los records. Ese interesante par puede darle al equipo el equilibrio que le faltó el domingo. El objetivo es ambicioso, sólo habrá que imponer sangre y calidad.


APOSTILLAS

Como anillo al dedo. Besar la mano del don resulta una práctica redituable. Más rápido que un bombero llegó, justo, justo, el cinco que se necesitaba, cortesía de una entidad que ya podría considerarse como una hermana. Obsequios como estos no se reciben todos los días, préstamo sin cargo y con opción casi regalada. Por los servicios prestados.

Sin repetir y sin soplar. El nuevo ladero del excelentísimo señor presidente, quien tan afanosamente dedica su tiempo a coordinar los trabajos que se están llevando a cabo en el predio, cree tener guardado bajo cuatro llaves el nombre de la empresa constructora que sobrefactura sin vergüenza los certificados de avance de obra. ¡Piedra libre!

Alguien miente. Las informaciones cambian de color según la fuente consultada. Para el impresentable vice, un enrojecido club deudor pagó casi toda una obligación pendiente, quedando sólo “una colita” por cancelar. Al decir de otro dirigente, la entidad en cuestión adelantó un dinero pero falta bastante para liquidar el total. Pesos más, pesos menos.

Kikiriki. Contentísimo está el parodismo vestuarista que la dirigencia decidió acomodar en un coqueto gallinero. Confinados al extremo suroeste del estadio, pegaditos a la improvisada platea visitante, ya andan practicando cómo esquivar la lluvia de piedras que suele precipitar por la zona cuando la hinchada rival de turno se pone nerviosa. ¡Qué dolor!