viernes, abril 19, 2013

Terapia de shock

La memoria colectiva ya había borrado de sus registros la última vez que tres victorias consecutivas dispararon sus expectativas. Como suele suceder, cada vez que la renovación pasa por la cabeza de grupo, los aires de cambio trajeron consigo una bocanada de oxígeno puro, tanto como para despabilar a quienes hace apenas unos días arrastraban sus ánimas por el piso del purgatorio. En tiempo récord se recuperó el estado físico, se incorporaron estrategias nunca antes trabajadas, se fortaleció la estructura defensiva, se pulieron algunos defectos y se levantó el ánimo alicaído. Ni el más optimista lo hubiera imaginado.

Un par de cuestiones puntuales destacan en el nuevo escenario. Inteligencia y paciencia, dos características que el ex solía anotar en la columna del debe después de un resultado adverso, hoy son subrayadas entre los puntos meritorios. Mientras que el déficit en lo que respecta a generación de juego sigue en pie, el entrenador apunta a sacar provecho de lo que tiene, según sus propios dichos, explotando otras cualidades. Vértigo, profundidad y proyección ofensiva, disimulan lo que todo equipo equilibrado debiera ofrecer. Por ahora le alcanza y le sobra para rescatar la convicción perdida y reflejarla donde hace falta.

Por el lado de la afición, no sólo disfruta de la seguidilla triunfalista, también celebra el resurgimiento de la épica. Los experimentos caseros tienden a exacerbar el sentimiento de pertenencia, un salvavidas recurrente de la gestión cada vez que toca fondo. También viene de perillas la supuesta conexión con personajes que de una u otra manera dejaron una huella en la historia reciente. Si el fallido ensayo anterior venía de una ilustre escuela, éste no se queda atrás. Por esos caminos discurre el relato en tanto los resultados se muestran favorables. Habrá que ver hacia dónde vira si el paladar se vuelve exigente o si los resultados se tornan esquivos.


APOSTILLAS

Devolvé la bolsa. Tanto que le gusta llevar la voz cantante, el desfile por tribunales lo tendrá que encabezar el excelentísimo señor presidente. Como los documentos requeridos por la justicia no aparecieron por ningún lado, todos los involucrados deberán responder en el marco de un proceso penal. A cantar se ha dicho.

Espacio vacío. El riñón está en proceso de descomposición. Dos vices tiraron la toalla por disidencias con la conducción. Lo que no pudo dilucidarse es si las renuncias se produjeron en desacuerdo con los manejos institucionales o con la repartija de beneficios. La angurria presidencial no tiene límites, los cabos sueltos tampoco.

Duda existencial. El entrenador, ratificado antes de su debut a través de una nota en el pasquinejo vernáculo, no se siente titular. Para considerarse efectivo necesita armar el plantel, la pretemporada, un contrato a largo plazo y la mar en coche. Los hombres de la casa son comprometidos y desinteresados hasta que dejan de serlo.

Felpudo conciente. A raíz de la segunda renuncia, antológico fue el cruce entre relator y comentarista asoleados. Mientras uno, haciendo alarde de una lógica básica, metía el dedo en la llaga de la dimisión, el otro no dejaba de defender la postura para la gilada. "Hay que hacer la aclaración de que es por motivos personales." ¡Andá!