viernes, abril 12, 2013

Dale que va

La propuesta del flamante conductor, para enfrentar su primer compromiso en condición de visitante, generó reparos. Frente a un equipo alternativo y con la necesidad de sumar puntos para salir del fondo de la tabla, plantear el juego cerca del arco propio parecía tan imprudente como mezquino. Las acciones del primer tiempo le dieron la razón a los más escépticos; una multitud defendiendo y un delantero y medio en la soledad más absoluta hicieron que los cuarenta y cinco minutos iniciales provocaran en la afición reacciones conocidas. El sufrimiento se veía venir. Sin embargo, cuando los cuestionamientos empezaron a llover como en tantas otras ocasiones, la contundencia del goleador cambió dudas por certezas.

Porque sin angustia la historia parece no cerrar, los tramos finales transcurrieron con los once protagonistas apretados en la retaguardia, defendiendo la satisfacción de una nueva victoria. A pesar de que futbolísticamente la nada sigue imponiendo su estilo, los resultados no le dejan lugar a los reclamos. Se hacía imperioso, no sólo aumentar la magra cosecha de porotos sino también cambiar la cara de un equipo que arrastraba el alma por la cancha. Ambos objetivos se alcanzaron más rápido de lo esperado; dadas las circunstancias, no importó demasiado de qué forma se llegó, el desahogo de los dos triunfos le dará tiempo al entrenador para buscar una identidad que se adapte a sus pretenciones, teniendo en cuenta el material del que dispone.

El cuerpo técnico de la casa tendrá que lidiar con resabios del pasado reciente. Su antecesor en lo que al "proyecto" se refiere consiguió atesorar muy buena cantidad de puntos pero a través de una imagen en campo deplorable que le abrió la puerta a una renuncia digna de culebrón vespertino. Como la volatilidad de las gradas es una constante, puede que en pos de escalar posiciones y tener algo de qué vanagloriarse, esta vez acepten ver con resignación cómo la calidad pasa a ser sólo una palabra emblemática de un himno arrumbado en el rincón de los recuerdos. O no. Tal vez, como no hace mucho tiempo, en un arrebato de amor propio, vuelva a repudiar la mediocridad y entonces la novedosa formación de entrenadores quede en modo de espera.


APOSTILLAS

Animales sueltos. No es lo mismo apretar al parodismo intrascendente que al que tiene difusión nacional. Esta vez, al primer mandatario se le atragantó la tostada cuando tomó conocimiento del comunicado que le dedicó la asociación de prensa vernácula. Esa manga de ingratos tuvo el tupé de mancillar su nombre tildándolo de patotero ante la opinión pública. Ya está evaluando, junto a su séquito, medidas ejemplificadoras para cortarle el chorro a más de uno.

Porca miseria. Llamó la atención que el cuerpo médico atendiera una hemorragia sin tomar las precauciones básicas de profilaxis. Al parecer, el departamento sanitario también está sufriendo los embates de la crisis económica que el parodismo rastrero se empeña en ocultar. No hay un mísero cobre ni para guantes descartables. Cuando quieran pueden sumar sus reclamos al que está evaluando la muchachada por el atraso en el pago del contrato en negro.

Malas costumbres. El técnico empezó batiendo marcas. Dos partidos dirigidos, dos expulsiones. Todavía no se sabe si sus berrinches son producto de la explosión sanguínea del momento o si van a empezar a formar parte de una estrategia complementaria a la aplicada en el campo de juego. Menos mal que en ambas ocasiones el equipo terminó ganando el partido, porque nadie quiere imaginar sus reacciones cuando los resultados no sean los esperados.

Cinta elástica. Perpleja quedó la afición cuando se enteró que el guardameta había sido elegido por sus compañeros como el nuevo capitán del barco. Evaluando sus méritos, dentro y fuera de la cancha, y teniendo en cuenta que, según él mismo adelantó, emigrará una vez finalizado el torneo, poco se entiende la decisión tomada. Las malas lenguas, que nunca faltan, dicen que la elección se dio por descarte. ¿Y si prueban con dejar el puesto vacante?