domingo, octubre 23, 2011

Irrecuperable

Públicamente ha reconocido no saber nada de autovilismo, ni de tenis, ni de rugby, ni de boxeo; sin embargo, camina las calles de la cordial ostentando el rótulo de jefe de deportes del pasquinejo vernáculo. Al parecer, lo suyo ni siquiera es el fútbol. El descrédito en el que bracea no es un descubrimiento reciente, la novedad es que hoy día nadie lo pone en duda. Su última muestra de desprecio por el oficio plantea un par de interrogantes. Los espacios en los cuales opera ¿aceptarán silenciosamente el escarnio al que están siendo sometidos por el impúdico servilismo que practica? ¿Estuvieron al tanto y avalaron la descarada maniobra que procuró llevar a cabo? Porque ya no se trata de salvar el pellejo de una dirigencia y un plantel mentirosos -eso está en manos de la justicia-, lo grave es la maliciosa intención de estafar a la opinión pública.

En una época donde está tan de moda el parodismo militante, este personaje de pocas luces, que cree que en la comunidad donde se mueve no necesita ilustrarse, ni superarse, que maneja un vocabulario estrecho y conceptos básicos, deslizó, rapidito y al pasar, en el éter donde despunta su vocación de tapete, que "adherir a un proyecto no es ningún pecado". Debería entonces, proclamarlo abiertamente, dejar de lado el engaño cotidiano, calzarse la camiseta oficial de quien engrosa su cuenta bancaria todos los meses y de ahí en más, emitir opinión como agente de prensa a sueldo de la falsa pertenencia. Si su falta de dignidad se lo impide, sus superiores deberían tomar la decisión de coronar sus opiniones con la leyenda «espacio de publicidad». Como para evitar que todo un medio, por más mediocre que sea, entre en la categoría de deshonesto.

De todas maneras, algo positivo puede rescatarse de esta oda a la estupidez humana. Quedó expuesto. Inclusive ante quienes lo consideraban por sus años en los medios y su imagen bonachona. Sería bueno saber, más allá del costado económico, por qué es tan fácil cruzar el umbral que impone la ética para desbarrancar sin temor a perder lo que tanto costó construir. El periodismo es información pura, pero también es cuestionamiento y crítica. Quien recibe compensaciones por publicar o suprimir determinada realidad se transforma en un mercader de noticias. Imposible salir indemne de semejante vileza. Este contubernio también dejó en evidencia a los actores que se pretendió encubrir. El hereje, el excelentísimo señor presidente y sus impares de comisión directiva, el cuerpo técnico y los jugadores. Si hubiera sido a propósito no habría salido mejor. La deformación, tarde o temprano, pasa factura.