domingo, abril 25, 2010

Danza con lobos

Comprometerse en la concreción de un objetivo, en este caso futbolístico, implica dejar en la cancha hasta lo que no se tiene. Pues ayer Colón dio muestras de todo lo contrario. No sólo desapareció de la contienda por falta de juego, sino por ausencia total de actitud ganadora. Pocas veces se lo ha visto al negro tendido sobre la gramilla, herido de muerte, sin reacción, entregado a la vapuleada del rival. Y no hay excusas. El plantel se armó para enfrentar dos competencias. A esta altura, aún con un extraño e importante número de lesionados y las ausencias por suspensión, el pretexto de las deserciones no debería usarse para paliar la contundencia de la derrota. Un equipo más disminuido, inició el torneo con mejor rendimiento colectivo.

Los primeros minutos fueron premonitorios. De arranque nomás, pudo vislumbrarse que se venía la noche. El equipo pareció perdido en la cancha, sin un planteo definido para hacerle frente a la propuesta de un oponente con ideas claras desde el arranque. En medio de tanta desorientación y displicencia, no hubo acción que pudiera detener el feroz embate del local que en cuarenta y cinco minutos selló el destino de la sangre y luto. ¿Qué pasó? La disposición que mostraron los protagonistas en la tarde del sábado dio a entender que éste ciclo está, cuanto menos, agotado para muchos de ellos. ¿El técnico? Es una incógnita. Sus declaraciones apuntan a un “ni”, pero seguramente las próximas tres fechas despejarán, en ese sentido, el panorama.

Algunos de quienes fueron la fiel expresión de la derrota, dieron su versión de los hechos. El arquero argumentó, desdramatizando, que “se perdió un partido y nada más”. El volante de contención, que no contuvo ni a su sombra, dijo que “no hay que olvidar lo que se hizo en estos dos años”. Pero el fútbol es presente y el hoy del sabalero deja mucho que desear. El lunes está prevista una reunión entre las partes involucradas en esta paupérrima actualidad –directivos, cuerpo técnico y jugadores– para analizar lo que pasó y lo que vendrá. Sin embargo, las definiciones recién llegarán cuando el torneo expire. El volver a verse las caras, después de tan estrepitosa caída, sólo dará pié para hacer catarsis. De aquí hasta el final, todo puede cambiar.


APOSTILLAS

Terapia ortomolecular. El excelentísimo señor presidente copó la parada y disparó contra el plantel, los que jugaron –“por falta de actitud y entrega”– y los que no jugaron –porque “no estuvieron acompañando al equipo”–, para deslindar responsabilidades. Cuando las cosas se ponen color castaño oscuro siempre paga el pato la sufrida muchachada. ¡No tienen paz!

Nube tóxica. Primero afirmó: “Hay que estar tranquilo para tomar decisiones”. Después lo negó: “Yo no dije nada sobre tomar decisiones”. No pudo dilucidarse si la incoherencia fue producto del momento de tensión o porque ya está cayendo en su propia trampa. El humazo con el que inundó el barrio Centenario está haciendo estragos. De dealer a dependiente.

Hacha y tiza. El hemisferio pensante de la dupla que anima los mediodías asoleados, a cargo de la transmisión del partido, le marcó la cancha a los recalcitrantes obsecuentes que lo preceden en la programación diaria. “Dejemos de endiosar al técnico”, “No me vengan con atenuantes”, “No disfracemos la realidad”. ¿Zafarán de ésta? Condicioname, condicionate.


La Destacada:
Atentado a la inteligencia. El trabajo del empleado de la institución, que bancan todos los socios y que hace las veces de parodista en el éter asoleado, consiste en justificar lo injustificable. Respecto de las negociaciones que ya se están llevando a cabo entre la dirigencia y el representante del entrenador para definir la continuidad o no del cuerpo técnico, avaló la postura del dt de no esperar a diciembre para hablar de renovación. El pueril argumento con que intentó enfrentar la requisitoria del dúo conductor de los mediodías asoleados, dio vergüenza ajena. Los interlocutores del pinche en cuestión deberían considerar la capacidad del oyente y evitar cierto intercambio de opiniones que no aporta absolutamente nada.