jueves, agosto 29, 2013

La agonía y el éxtasis

Ganarle la compulsa a un grande es una hazaña; hacerlo por segunda vez en la historia, en su propio campo, una hazaña por partida doble. Considerando los antecedentes de ambos contendientes, el nivel de proeza supera al estándar cuando el vencedor es un equipo por el que, en la previa, nadie daba ni dos centavos. Los más satisfechos, los simpatizantes que, impedidos de acompañar, se comieron los codos sentados frente a la pantalla atravesando dos estados de ánimo totalmente diferentes sin percatarse de la gravedad de la exagerada sintomatología. En noventa minutos de puro escepticismo, el monstruo bicéfalo alcanzó su máxima expresión entre improperios y ditirambos.

Las incidencias del encuentro pusieron de manifiesto el trastorno bipolar que aqueja a las gradas en momentos de incertidumbre. Todavía no se sabe cuál será la identidad que adopte el modelo, si logrará imponerse o si pasará sin pena ni gloria. Por tal motivo, los primeros terroríficos cuarenta y cinco minutos acopiaron una andanada de cuestionamientos que posicionaron a jugadores y cuerpo técnico en un imaginario cadalso a prueba de fugitivos. Desde inútiles hasta mercenarios, desde desastre hasta vergüenza ajena. Un muestrario de vituperios dibujaron el vívido sentir de una afición desgastada de tanto lidiar con señales insípidas carentes de representación.

En el segundo tiempo, con el tanto que le abrió la puerta a la victoria, el semblante viró al extremo contrario. Lo que hacía pocos minutos era la exteriorización del oprobio más deleznable, pasó a ser el producto de una inteligencia superior que entendió el desafío y de unos actores que supieron interpretar el libreto a la perfección. Al parecer, los horrores de la primera etapa fueron adrede, como parte de un plan ideado para despistar al rival, enloquecerlo con los pases errados, los pelotazos a ninguna parte, la confusión generalizada; todo resultó una pieza de ficción para desgastar al rival y asestar el golpe una vez desorientado el contrincante. Algunos ya se prueban el traje de candidato. 


APOSTILLAS

Aprestos destituyentes. Mientras el primer mandatario sigue enfrascado en llevar el nombre de la institución a lo más alto de la consideración mundial, algunos ingratos, escindidos del riñón, andan confabulando en las sombras, tratando de sacar rédito de las continuas y prolongadas ausencias del excelentísimo. Habrá que alistar las fuerzas de choque.

Desajuste económico. Preocupada ante la posibilidad de caer en default, la dirigencia mete mano en el bolsillo del socio. Con la excusa de que la cuota es la más baja del país y alrededores, apela, sin miramientos, al saqueo del chanchito popular. Las víctimas ya no son tantas como eran; con este golpe, menos quedarán. Lo que mata es la inflación.

Fríamente calculado. En el primer tiempo lo querían quemar en la hoguera por inepto, en el segundo lo elevaron a la categoría de estratega napoleónico. Son los mismos que votan chamulleros profesionales, que avalan contrataciones sospechosas, que aceptan el choreo a cuatro manos y que gustan empacharse con sapos sin chistar. Coherencia total.

Parabólica humana. Fue el blanco de todos los dardos. Hasta el instante previo a la pirueta que terminó en el segundo grito, su descomunal figura resultó atacada con los calificativos más descalificadores. Abombado, chitrulo, zanguango, farabute, paparulo y similares cambiaron en un tris a "un excelente definidor". Menos mal que el conductor ignoró las súplicas.

jueves, agosto 22, 2013

Obsequio del cielo

Una lúcida y certera máxima popular afirma que "cuando hay hambre no hay pan duro". Después del primer triunfo en el torneo, la afición la masculla por lo bajo, entre un sinfín de dudas y con un dejo de resignación. Ganar con ayuda -gol legítimo anulado al rival y un penal regalado-, no es del agrado de quienes aspiran ver al equipo en una posición de privilegio por merecimiento propio. Siguiendo la misma línea, se consuela con un triste "peor es nada". Tres puntos de local pueden ser el elixir que despabile anhelos dormidos. Lo cierto es que el once titular no aparece y lo poco que hasta ahora ha mostrado se asemeja demasiado al que todos querían ver desmembrado y fuera de circulación. Por el momento, lo único que parece afianzarse son los consabidos discursos de ocasión.

Llamó la atención el extenso y soporífero monólogo que el conductor brindó una vez finalizado el encuentro. Con la satisfacción del resultado favorable en el bolsillo, dando fe de su compromiso con la causa y buscando estrechar lazos con las gradas. manifestó lo feliz y orgulloso que se siente de trabajar en la entidad más hermosa por la que le haya tocado pasar en su corta carrera, rodeado de simpatizantes exigentes pero maravillosos. Demasiado empalagoso, considerando un vínculo por demás reciente. El discurso pareció la declaración de principios de quien con acciones todavía no puede justificar su presencia en el banco de un club con aspiraciones. La verborragia suele ocupar esos espacios vacíos. Le falta percibir el nivel de hartazgo que sobrevuela cuando las palabras superan a los hechos.

Para los dirigidos también hubo repartija de flores. El más elogiado, el único que como bien negociable concentra la atención dirigencial. Al respecto, las cartas se tiraron sobre la mesa con la debida antelación. Si logra recuperarlo -y sobrevivir para contar la hazaña-, será parte interesada a la hora de la redistribución del ingreso. Negocios son negocios. Así las cosas, habrá que ver cuánto de su toque personal conseguirá imprimirle al plantel con el correr de las fechas. Aún está a tiempo de demostrar capacidad y compromiso más allá de la tediosa homilía engendrada tras el debut en la victoria. El próximo compromiso le pondrá un toque de claridad al futuro. Cuatro fechas resultan suficientes para armar un boletín de calificaciones donde las excusas no estén contempladas.


APOSTILLAS

Bendición celestial. El excelentísimo señor presidente y el impresentable vice anduvieron a los empujones por una foto entre sotanas y solideos. Todavía no se sabe si fueron a pedir perdón por sus impudicias públicas o si simplemente fueron de tour a dar vergüenza ajena auspiciados por la caja de todos y todas. Absolución denegada.

Bomba desactivada. Dos figuritas se salvaron de la reprobación generalizada. El guardameta se reivindicó después de estar en la picota durante un par de semanas y el artillero con la pólvora mojada zafó gracias a un regalo de quien impartió injusticia. El grito fue como una descarga de tensiones acumuladas. Para evitar la sequía hace falta una buena regadera.

Honestidad brutal. El delantero entró para cambiar la historia. No hay dudas de que aprendió de su pasado reciente; si se hace imposible por derecha, bienvenido sea probar por izquierda. "Me tiré", dijo sin ponerse colorado, al dar su versión de la polémica jugada ante la avidez de los micrófonos. Ojo con el abuso, porque los hombres de negro se pueden avivar.

Enviado especial. Donde no se puede llegar por capacidad, se puede llegar por servilismo. El chupalerche primero patentó una nueva máxima aplicada al ámbito del parodismo vernáculo. Con la sensibilidad, el ingenio, la inteligencia y el talento que lo caracterizan cubrió un acontecimiento histórico que se pareció demasiado a un brote de cholulismo berreta. Festín criollo.

sábado, agosto 10, 2013

El peso de la ley

La pregunta encontró eco demasiado pronto. ¿Es más de lo mismo o es peor? La afición está que arde porque lo demostrado hasta el momento parece abrirle camino al sufrimiento sin escalas. Los malos ejemplos sobran y los espejos reflejan demasiadas similitudes. Si bien no es la primera vez que un comienzo arranca pálido y sombrío, la acumulación de fracasos y la intensa sensación de frustración actúan como potenciador de las predicciones más truculentas. En esta ocasión ni siquiera sirve como paliativo aferrarse a la pueril costumbre de aventurar las mil y una combinaciones para dar con la formación que devuelva las expectativas a su lugar. Hoy la mayoría de las predicciones se juegan por un futuro teñido de negro.

Desde que comenzó el armado del nuevo ciclo todo fue reproche y disconformidad. Un entrenador condicionado por sus antecedentes, unas incorporaciones de mediocres hacia abajo, una pretemporada lindante con la indigencia, partidos preparatorios contra equipos de inferior categoría y resultados preocupantes. Para completarla, los pocos valores que lograron destacarse en el semestre pasado no fueron tentados con la continuidad por razones que ligan estrechamente a la ineptitud dirigencial con la falta de recursos, producto de un vaciamiento lento pero sostenido del capital institucional. El panorama no es alentador. Ni siquiera los tradicionales optimistas pueden sostener su incondicionalidad a la luz de los resultados.

Con unos cuantos días para poner al trabajo en el pedestal de las prioridades, los protagonistas enfrentan la encrucijada de revertir las opiniones negativas que, con confusión y displicencia, supieron cosechar. Dentro del farragoso terreno de la perplejidad, el entrenador deberá enderezar una historia que no sólo empezó torcida sino que también, de continuar sin los debidos e imprescindibles cambios, puede desembocar en un futuro comprometido. Las voces de alarma se dispararon, tanto como para alertar acerca de consecuencias desagradables que nadie tiene intención de afrontar. En tela de juicio estará el desempeño y la capacidad del conductor y la aptitud del plantel de cara al futuro inmediato. No hay lugar para titubeos o marchas y contramarchas. El tribunal está impaciente.


APOSTILLAS

Transmisión de pensamiento. Mientras el excelentísimo señor presidente recorre tribunales y gambetea rumores de negociados espurios, el pasquinejo vernáculo se encarga de darle una mano de blanqueador a la realidad. El moderno e inútil sistema de ingreso a los estadios debutará en terreno rojinegro. Según el parodismo rastrero, un orgullo que reemplaza a otros logros.

El muro de los lamentos. Evitó caerle al hombre de negro, tal vez pensando en la fecha anterior, y fue sincero a la hora del balance. "El equipo jugó mal", argumentó abriéndose paso entre los buitres que buscaban su opinión. Sonó a crítica feroz una vez consumado el vergonzoso espectáculo. Preocupado, avisó que se vienen cambios. Si la fórmula no funciona, hay que buscarle la vuelta.

Como anillo al dedo. La estrategia es conocida y está muy trillada. Para no quemar a algunos elementos que no son del agrado del conductor de turno, la excusa de una lesión siempre viene de perillas. Resulta lógico darle prioridad al que trae consigo un curriculum más o menos pasable pero a la hora de los bifes sólo vale el que transpira la camiseta. Otro suculento contrato al banco de relevos.

Alta traición. Después de borrar con el codo lo que escribió con la mano, el goleador histórico tiró una sentencia para la posteridad. "Mi historia con Colón ya terminó", dijo al ser consultado por el servilismo consuetudinario respecto de su vuelta al ruedo. Eludió enumerar las razones de su reincidencia, para quienes lo conocen no hizo falta. En el exterior hay verdes, en suelo criollo hay cepo.

martes, agosto 06, 2013

Cenizas al viento

No hay comienzo que consiga eludir al optimismo. El efecto de la abstinencia es tan devastador que una andanada de confianza se dispara y multiplica aunque la realidad implore una buena dosis de mesura. Bajo los efectos de una pretemporada escuálida por donde se la mire, la primera experiencia dejó un tendal de dudas y, a pesar de que las expectativas intentaron poner paños fríos, le abrió la puerta a una conocida sentencia que asomó tímida pero contundente. Más de lo mismo, se escuchó por lo bajo en medio de los murmullos que dominaron la escena una vez consumados los hechos. La experiencia acumulada sirve para emitir dictamen antes de que las justificaciones de ocasión empiecen a cobrar protagonismo.

Cerrado el capítulo inicial, el fútbol sigue siendo la única víctima. Los retoques no alcanzaron para cambiarle la cara a un equipo cuya base está perimida. ¿Cuánto más pueden dar quienes terminaron el semestre pasado con un pie afuera? Los que dijeron abiertamente que su ciclo estaba terminado o los que apostaban a una transferencia para engrosar sus cuentas bancarias, a raíz de la desnudez de ofertas, quedaron anclados a la espera de mejores vientos muy a su pesar. Habrá que ver si a unos y otros les quedó algún resto para seguir batallando bajo la misma bandera o si los recién llegados consiguen contagiar los nuevos bríos que siempre acompañan hasta dilucidar de qué va la cosa y definir intereses.

Por el momento, la distracción pasa por armar la mejor combinación. Sale uno, entra otro; el movimiento de piezas mantiene entretenida a la afición mientras el flamante conductor intenta trazar un diseño decente. Cinco fechas piden los entendidos para sacar conclusiones y así condenar o extender el crédito. Muy poco considerando el mejunje de nombres y las posibilidades que brindan. Demasiado si se toma en cuenta la preparación previa y la extensión del torneo. Armonizar capacidad de un lado y predisposición -ya no jerarquía- del otro en poco tiempo puede resultar una tarea complicada. No hay margen de error si el objetivo es permanecer, manteniendo viva la ilusión de la exigencia.


APOSTILLAS

De eso sí se habla. Dicen las malas lenguas que el porcentaje para el excelentísimo señor presidente está considerado de antemano a la hora de acercar refuerzos. No existe oído que escuche ofertas ni silla para cerrar negociación si no está contemplado el billete correspondiente. Es que ya lo dijo bien clarito, no trabaja, vive del club, una posibilidad que pueden darse sólo los dirigentes.

De eso no se habla. El impresentable vice anduvo tratando de explicar las contrataciones a quien quisiera ofrecerle el micrófono. Todos préstamos, por supuesto, y ningún elemento de categoría ya que en la institución no hay un cobre partido al medio para comprar absolutamente nada. Vino al pelete entonces la justificación, el hambre de gloria es la excusa perfecta para disimular la mishiadura.

El costo del éxito. La reserva campeona se quedó sin el técnico campeón. No da el perfil, le comunicaron los sicarios del primer mandatario. La obtención de un título no figura en los lineamientos del proyecto y el hoy ex y sus dirigidos se salieron del molde. Desviarse de la forma de trabajo impuesta desde la ineptitud tiene sus consecuencias. La revolución está buena, los revolucionarios no, menos si son foráneos.

Terreno baldío. El liderazgo del gran capitán, ese que iba a dejar el fútbol con la camiseta de sus amores y ahora resulta que está facturando en el altiplano, parece imposible de reemplazar. Primero fue el ingrato guardameta que terminó huyendo por la puerta de atrás, ahora le tocó el turno a otro histórico que si no levanta el nivel tendrá los días contados en la formación titular. La arenga se va quedando huérfana.