lunes, marzo 21, 2011

Redención provisoria

Una rápida y fría mirada podría reducir el análisis a un puñado de preguntas y respuestas. ¿Tan mal jugaba Colón que el partido del sábado fue considerado por el parodismo vernáculo como el mejor del torneo? ¿Tan bajos eran los rendimientos individuales que lo demostrado en la sexta fecha fue aprobado con altas calificaciones? ¿Tan perdido estaba el entrenador que su cuestionada muñeca recibió halagos al término del encuentro? Lo cierto es que, por ahora, el lienzo bajo el cual se excuda la cabeza del ciclo continúa sirviendo de paraavalanchas. Los números son sus aliados en la guerra que entabló contra la exigencia de la afición. El triunfo, como la música, calmó a las fieras; habrá que ver hasta cuándo resiste su endeble espalda.

En la semana, los obsecuentes pagos se encargaron de marcar con balizas fluorescentes el camino señalado por la dirigencia. "Los hombres de bien renuncian", sentenció el chupalerche primero en su rastrero espacio de las mañanas asoleadas. Un mensaje claro y contundente. El primer mandatario no estaba -ni está- dispuesto a poner un mísero billete para sacarse de encima a un cuerpo técnico con el que no tiene afinidad. "Jamás voy a dar un paso al costado", respondió desde su rincón el director de la comparsa. Si la cosa se endereza, esta etapa, vacía de proyectos, seguirá su curso pero siempre pendiendo de un hilo, en un clima poco apto para pensar en grande. Al parecer, la mediocridad fijó domicilio estable en el barrio Centenario.

De la mano de la victoria, la semana transcurrirá sin mayores sobresaltos. Sólo las ausencias obligadas alterarán el ritmo de lo preestablecido. Los cuestionamientos se aplacarán, las críticas dormirán la siesta, los tiros por elevación irán a parar a la tribuna; con seguridad, un tibio pedido de ajuste de tornillos repicará en las conformistas voces que orbitan alrededor del circo. Con eso suficiente, hasta el próximo test. ¿Difícil o simplemente un trámite? La discusión pondrá sobre el tapete un nuevo desafío para todos los involucrados. Con un resultado positivo, jugando mal, habrá vida en tierra yerma. Con un resultado negativo, jugando mal, habrá cisma cantado. Aunque parezca insólito, la victoria impuso condiciones.


APOSTILLAS

Asistencia perfecta. La comisión en pleno dijo presente. Hacía falta la tropa completa por si una derrota definía el destino del conductor y se imponía la apretada. Por ahora se quedaron con las ganas, pero evaluando seriamente la estrategia a seguir en caso de un par de traspiés consecutivos. Antes que pagar una indemnización millonaria, prefieren aumentar las monedas que llenan algunos sobres. Aguante el vil metal.

Dos de cal. Unas de las cuestionadas incorporaciones apareció entre los suplentes. ¿Realidad o puesta en escena? Otro detalle, según pudo saberse hace unos días, la incorporación considerada como una "apuesta" todavía no está habilitada. ¿Quién se hace cargo de los fiambres? Dicen las malas lenguas que el capitán del barco niega su responsabilidad en cuanto a los polizones. Mientras tanto, la lista va en franco crecimiento.

Estrella estrellada. Abrió la tranquera al triunfo y consideró que debía ser el primero en ducharse. Su aporte hasta el momento dispara un par de interrogantes. ¿Tendrá ganas de ser parte del once sabalero? ¿O preferirá calentar banco a cambio del jugoso cheque de los veinticinco? Por lo visto, las ambiciones se fueron todas juntas por otra rama de la familia. El requecho lo padece la afición, añorando lo que pudo haber sido.

Doble personalidad. El guardameta anda un tanto sacadito. De la mano de su bajo rendimiento apareció un lado oscuro antes impensado. No son pocos los colonistas que interpretan ser los destinatarios de sus insultos en la cancha. Tal vez, si descarga bronca con las gradas que cuestionaron sus pobres actuaciones, vuelve al nivel que mereció todos los aplausos. A esta altura ya debería saber que intocable hay uno solo.