viernes, julio 03, 2009

El oro y el barro


La realidad indica que los buenos resultados suelen ser la coartada perfecta de ciertas dirigencias ineptas. Esas que consiguen sobrevivir gracias a la memoria selectiva de quienes adoran flotar en la superficie del logro obtenido en tanto se niegan a hacer pié por temor a hundirse en el fango. La voracidad de aquéllos que acusan incontables desvelos esperando la llegada de la gloria no quiere saber de cuestiones, a su juicio, secundarias. Sin embargo, la conexión entre ambos polos es más importante de lo que a simple vista aparenta ser. Porque aunque muchos pretendan ocultar el costo en favor del beneficio, las evidencias siempre terminan colándose por las hendijas menos pensadas.

Curiosamente, en una semana que parecía tranquila, con el sabalé haciendo fila frente a las puertas de ingreso a una copa, las malas noticias consiguieron propagarse cual epidemia sin control. Letal indicador de que por más esfuerzo mancomunado que se haga para tapar desatinos variopintos, la verdad siempre emerge buscando luz. Sueldo de mayo, adeudado; reclamos de la afip por más de tres millones de pesos por impuestos impagos, cheques sin fondos al goleador histórico, cuotas pendientes de cobro por transferencias pasadas –como la del artillero de Margarita y el otro ídem que milita en tierras helénicas–, fueron algunas de las sorpresitas que se dieron a conocer en la antesala del final.

A todo esto, el chupalerche mayor continúa deleitando a sus lectores con una cobertura pormenorizada del avance de obras en el predio, más la detallada descripción de las previstas en el estadio y alrededores, prestando especial atención al seguimiento de la cargada agenda del excelentísimo señor presidente en pos de hacerle conocer al mundo entero su titánica y desinteresada tarea al frente de la institución sin fines de lucro más grande de la capital provincial. Entretanto, va en aumento la cantidad de ingenuos que, provistos de anteojeras, fijan la vista en una única dirección, rumiando con gusto el discurso dirigencial y deglutiendo con deleite las seleccionadas noticias del pasquinejo vernáculo.