viernes, agosto 05, 2011

Cambio de aceite y filtro


La canción sigue siendo la misma. A horas de correrse el telón de una nueva temporada, la afición asiste azorada a lo que considera más de lo mismo. Una preparación física liviana, amistosos paupérrimos, incorporaciones dudosas, habilitaciones tardías y, para afrontar el primer compromiso, una formación que no inspira confianza. En el plano de las declaraciones la cosa tampoco varía. Un primer mandatario involucrado en menesteres muy distantes de los institucionales, un entrenador totalmente extraviado y protagonistas funcionando a batería. El engañoso verso, desempolvado cada comienzo de campeonato, sabe a vino picado. Lo único que se mantiene intacto es el fervor por volver a ver a la sangre y luto en competencia, esta vez con un condimento especial.

Todos los involucrados deberán entender que el tinte diferente con que arranca este torneo no le dará lugar a la paciencia. Por lo pronto, el panorama no se vislumbra alentador. El cuerpo técnico pondrá primera con la soga al cuello. Los escuálidos resultados que porta como antecedente inmediato lo privan de un crédito a largo plazo y el tempranero clásico puede disparar consecuencias indeseables; antes, si la cosecha inicial resulta magra, o después, si no se traduce en cancha lo que dicta el manual en la previa. Aunque el parodismo rastrero recite a coro que el desorientado conductor "armó el plantel en base a su idea", la indefinición parece superar cualquier convicción supuesta. Para colmo, su discurso de mal aprendiz de la liturgia presidencial, no ayuda a mejorar el combo.

De todos modos, algo positivo siempre vale rescatar. La presencia del vecino echará por tierra cualquier intento de camuflar fracasos. Si bien hasta ahora la falsa pertenencia ha sabido subsistir gracias a cemento financiado por el "todo pasa" y charlatanería barata, los aires de la avenida la empujarán contra la pared, obligándola a estar siempre por encima en lo que realmente cuenta para las gradas. Ningún colonista aceptará verse en una posición inferior a la presión menos esperada. Habrá que ver, entonces, cuán capaces son quienes lleven adelante el desafío; si el equipo adquirirá un perfil propio, si navegará en la medianía con piloto automático o si despegará hacia horizontes de triunfo. Con sumo cuidado, porque a la larga, o a la corta, todo motor baqueteado termina fundido.