lunes, mayo 23, 2011

Boleta única

A cuatro fechas del final, una realidad incontrastable se apodera de las ilusiones de la afición y las hace trizas. Equipo de mitad de tabla; relleno, en una categoría donde siempre son otros los que se destacan. Algunas razones empujan la bronca generalizada. Una de ellas, el insoportable discurso que hace diez -¡diez!- torneos cortos se va en promesas vacías de contenido. Otra, la falta de convicción para usufructuar una coyuntura que algunos, en igualdad de condiciones, supieron ver y aprovechar. Mientras tanto, la pasividad le abre la puerta a las elucubraciones con vistas al próximo semestre. Una buena de forma de saltar, sin escalas en la reflexión, hacia el futuro. La memoria no es necesaria cuando el fútbol representa un jugoso negocio para unos pocos y un entretenimiento de bajo costo para muchos.

Como este torneo ya es cosa juzgada, y a nadie se le ocurriría pedir las explicaciones del caso, el tiempo de la dirigencia está a punto de largada bajo la atenta mirada de los desesperados por lo que vendrá. Hace falta una limpieza profunda, formar un plantel competitivo y salir en busca de un entrenador serio y con aspiraciones. Los antecedentes no auguran un cambio de dirección en quienes deben tomar decisiones y definir ambiciones. De todos modos, en el inicio, descuentan que contarán con las expectativas renovadas de la masa que apoya sin cuestionamientos de ninguna especie, tal y como se ha dado hasta el día de la fecha, a pesar de los sucesivos fracasos. Los replanteos, las autocríticas, seguirán siendo parte de una humildad inexistente; peligroso cuando lo que está en juego es la identidad de una institución centenaria.

Para el análisis quedan las palabras del entrenador una vez sentenciada la derrota. "Soy consciente de que estos cuatro partidos son importantes", señaló respecto de la continuidad. Sus propias limitaciones le están marcando un plazo. Y sin querer, sus dichos exponen la ineptitud del primer mandatario en cuanto a determinaciones futbolísticas. Vale recordar que hace pocos días, según publicó el pasquinejo vernáculo, en medio de una convocatoria patrocinada por el técnico, le pidió que comenzara a delinear la pretemporada venidera. Como si esto fuera poco, y prácticamente al unísono, el parodismo obsecuente, lanzó como primicia que el promovido ya tendría agendadas sus primeras incorporaciones. En el universo dominado por la de cuero, los papelones, así como resultan moneda corriente, pasan al olvido a velocidad luz.


APOSTILLAS

Haciendo cumbre. La figura del excelentísimo señor presidente está siendo reconocida a nivel nacional. En la edición digital de un medio porteño, de perfil independiente, apareció en tapa sindicado como uno de los "bufones del rey". Respecto de su rastrera postura "síjulista", un par opinó que "está convencido de que si sigue así, Colón va a salir campeón". ¡Está al caer la decantación!

Epidemia de estación. En medio de los micrófonos post partido, el conductor del equipo se dedicó a relatar las incidencias del juego cual comentarista de campo con problemas de visión. "Debió haber sido empate", sentenció, tratando de ponerle un manto de piedad al bochorno. Si el análisis sincero no pasa por la toma de conciencia de la realidad, difícil será encontrar la salida. ¡Va de nuevo!

Trozo de pan. Uno de los más criticados fue el juvenil seleccionado que aún hoy sueña con el rival que le tocó marcar. Sería bueno saber qué responsabilidad les cabe, en lo que a formación se refiere, a los entrenadores que lo tienen bajo su ala. Porque la historia no termina cuando a un purrete se lo tira en primera. Sin perfeccionamiento no hay desarrollo. ¿Ser o no ser? Esa es la cuestión.

Salvavidas de plomo. El chupalerche primero está jugado al mango. Al parecer, la consigna es bancar la continuidad, a costa de lo que sea. Antes que su sobre mengüe, que el recorte pase por otro lado. "Aunque pierda los cuatro partidos que quedan, por lo menos se merece la oportunidad de armar un equipo", sentenció, en apoyo del técnico, con vistas a la próxima temporada. ¿No será mucho?