martes, abril 17, 2012

Verdad, consecuencia

Interpretar la realidad a través del lente de la obsecuencia debida supone ciertos riesgos. Quedan exentos quienes reciben una inyección mensual que los hace inmunes al ridículo. A la luz de los hechos, resulta falsa la teoría maniquea que pretende imponer el parodismo rastrero para confrontar el nuevo estado de situación con el pasado reciente, porque parte de una concepción equivocada. La historia no admite interpretaciones dudosas. Para la afición, sólo cabe alcanzar los laureles tal y como manda el himno inmortalizado a lo largo del tiempo. Los cuestionamientos al anterior ciclo reflejan las convicciones que anteponen el fundamento al resultado por el resultado mismo.

La tradición de los colores no admite medias tintas. El buen funcionamiento genera buen juego y el buen juego desenlaces indiscutibles. En manos de la ignorancia imberbe reside el triunfalismo sin sustento, condenado a la irreparable velocidad del olvido. Hoy día, la mediocridad vernácula impone hablar de merecimientos para explicar la supuesta injusticia de un marcador; sin embargo, en esencia, el conjunto que no es capaz de sostener una ventaja no merece la victoria, porque también cuenta el rival que buscó y encontró, vulnerando defensas y estrategias, al momento de equiparar la balanza de la virtud. En igual sentido corre la falacia de la fortuna y los puntos perdidos cuando se evita contemplar los regalados.

Futbolísticamente el equipo está en ascenso, el compromiso de los protagonistas creció a la par de algunos rendimientos, que aunque parecen exigidos al límite, alcanzan para elevar el nivel de despliegue positivo en cancha. Lo interesante es que el trabajo del entrenador apenas ha puesto primera, con mucho camino por recorrer de cara al final del torneo. Las gradas, implacables ante la miseria de los procesos apócrifos que desvelaron su sueño, sabrán reconocer los intentos honestos por superar la medianía mientras los progresos sigan siendo evidentes. Después de tanta kermés organizada, aunque determinadas cuestiones sean inmodificables, un poco de seriedad se saluda con optimismo.


APOSTILLAS

Amor con amor se paga. La gratitud que el excelentísimo señor presidente le dispensa al eterno «ito» se pone de manifiesto cada vez que el sol asoma por el cielo que lo cobija. Si bien algunos malintencionados dudan acerca de las actuales funciones del ex conductor, el mismísimo secretario técnico lo ha declarado persona de consulta. ¿Secretario de secretario o ñoqui a tiempo completo?

El diablo sabe por diablo. Ya que anda haciendo alarde de una pretendida humildad, el goleador histórico debería aportar su granito de arena y dedicarle unos minutos de su valioso tiempo a los juveniles que necesitan aprender las mil y una formas de definir al arco. De alguna manera, estaría lavando su imagen ante la purretada que supo sufrir sus divismos en la intimidad de entrenamientos y vestuarios.

De tal palo, tal astilla. Para el traspaso del título faltaba la última prueba. Los fuertes lazos que unen a un jugador con su pasado no los puede borrar ni el presente más próspero. Por eso, al igual que su compadre no hace mucho, el volante goleador le pidió perdón a la hinchada local por el balón que mandó a la red y que abrió el camino al definitivo empate. El contrato vence en junio y mejor no cerrar ninguna puerta.

El que avisa no traiciona. A días de haberse difundido la especie que dio cuenta del atraso en el pago de sueldos, el chupalerche primero salió a abrir el paraguas. Sin dar mayores precisiones, anunció que las deudas y los problemas económicos estarán a la orden del día porque los dineros públicos que alimentan el fútbol nac&pop ya no alcanzan ni para propina. La voracidad dirigencial deberá bajar un cambio.