miércoles, septiembre 30, 2009

De ilustres y no tanto


Lo que no se animó a decir, el jueves pasado, el hemisferio pensante de famosa dupla enclavada en los mediodías enredados, lo dijo sin pelos en la lengua, el lunes, quien carga sobre sus espaldas una indiscutida y extensa trayectoria que ningún chupalerche, por más alto que haya logrado llegar en la consideración de los jerarcas de la emisora, puede equiparar. Hay cosas que solamente un apellido con peso propio puede decir –más allá de gustos y preferencias– sin temor a represalias, gracias a la inmunidad que le otorgan sus antecedentes profesionales. Puede que ya no brille como en sus mejores épocas, pero el resplandor está.

Según ellos mismos blanquearon el martes –la historia fue narrada en capítulos–, el agredido por el goleador histórico no fue ningún perejil de pagineja virtual, sino el corresponsal –si es que así puede denominarse a quien envía por mail cuatro miserables líneas sobre la actualidad del único equipo de la ciudad que milita en la primera categoría del fútbol argento– que tiene en estas tierras un periodicucho deportivo de distribución nacional. El desencadenante resultó ser, continuaron relatando, una diferencia de opiniones respecto de la autoría del tercer tanto convertido al último equipo de la tabla en la quinta fecha. Cuestión absolutamente menor.

Lo preocupante es el estado emocional del veterano veinte. ¿Qué le pasa? Está en su mejor momento, se ganó la idolatría de la afición, fue reconocido por el ¿entrenador? de la selección con dos convocatorias –aunque esta segunda haya quedado trunca–, es el emblema del equipo, entró en la historia de la institución por sus cien goles, tiene ganas de seguir si el equipo clasifica para la copa ¿entonces? ¿por qué la reacción descontrolada? Habrá que convenir que prontuario no le falta, pero en este preciso momento es probable que el tema pase por una lucha incompatible y desigual entre esfuerzo mental y esfuerzo físico. ¿Será?