lunes, abril 16, 2007

La sangre va llegando al río


A pesar de las constantes profecías, ningún futurólogo acertó. Los vaticinios fueron totalmente errados, ya que fecha tras fecha se confirma lo que unos pocos no querían ver –esos que gustan de inflar nombres, vaya a saber por qué– y lo que muchos sostenían con razón: el “gran definidor” encabeza la lista de los peores proyectos de crack que hayan pasado por el cuadro de deshonor de la entidad del barrio Centenario. Contar la cantidad de puntos perdidos gracias a los yerros del sujeto en cuestión resulta un ejercicio deprimente. Llama la atención la obstinación del entrenador. Es cierto que mucho para elegir no tiene pero ¿hasta cuando piensa bancar al impresentable delantero?

La impresión generalizada fue que se perdieron dos puntos. El partido estaba para ser ganado, sin embargo sólo se rescató un miserable empate de local, y no porque no se hayan generado situaciones de peligro, sino porque la ofensiva da pena. Enría pone mucho fervor, pero con eso no alcanza, puro desgaste nada de precisión. Y lo de Ramírez no tiene nombre. Colón depende exclusivamente de las llegadas inteligentes de los volantes o de los cabezazos salvadores de quienes, sin tener olfato de gol, están en el momento preciso en el lugar indicado. Y el tanto de Reynoso fue una prueba irrefutable. El equipo empuja, demuestra garra y corazón, pero al momento de cerrar las jugadas decisivas, una invariable ineptitud gana la partida.

Aunque sea difícil de aceptar, va llegando la hora de empezar a sacar cuentas, de quemar calculadoras pensando en las mil y una posibilidades de zafar. Poner en una imaginaria balanza, lo que depende de Colón y lo que no. Elevar plegarias para que a los otros necesitados les vaya peor. Rezar para agarrar a los rivales cansados, o en un mal momento. Mientras la ilusión de arañar algún puestito de mitad de tabla hacia arriba se va desvaneciendo de a poco, sólo queda la amarga sensación de que habrá que padecer hasta el final. Si bien todavía no se puede hablar de fracaso, la era JCF sí podría calificarse como decepcionante. Aunque, claro… si se salva la categoría, considerar una evaluación negativa no figurará en los planes de nadie.


APOSTILLAS

Y el césped del Brigadier resistió. Las que sintieron el impacto fueron las piernas de los esforzados protagonistas. Quizá ésa haya sido la causa del prolongado descanso concedido al plantel. ¡Hay que cuidar a la tropa!

Mi primera vez. El debut del mudo en la red llenó de satisfacción a todos quienes apuestan a las inferiores del club. Llevó un tiempo, pero el marcador no desaprovechó la oportunidad de demostrar su valía. Para que “otros” aprendan.

Los comentarios finales del técnico se asemejan demasiado a los de un opinólogo especializado de canal sportivo. Tal vez esté pensando en cambiar el banco de suplentes por cómodo puestito frente a las cámaras de tv. ¡Andá!

¡Frío, frío! El vestuario visitante no tenía agua caliente. Para el próximo encuentro se solicita la ayuda desinteresada de colonistas vecinos dispuestos a ofrecer una ducha tibia al combinado de turno. Vergonzoso.