jueves, septiembre 10, 2009

Punto de encuentro


A pesar de que en estos días, el mundo Colón fue ampliamente superado por el tema que hoy preocupa a todos los aficionados al fútbol a nivel nacional, no quedó del todo fuera del escenario a raíz de los rumores que hace rato vienen bajando desde Baires. El dt sabalero sería firme candidato a… ¿auxiliar? ¿secundar? o ¿colaborar? con el dios caído en desgracia que, como consecuencia de los malos resultados, se halla más cerca del infierno que del paraíso. Semejante posibilidad no ha hecho otra cosa que dividir las aguas entre los simpatizantes de la sangre y luto, porque la supuesta convocatoria no sería en diciembre sino en lo inmediato, justo cuando el equipo se encuentra enfrascado en alcanzar un añorado objetivo.

El hemisferio pensante de dupla enredada, esbozó este mediodía un análisis que bien valdría someterlo a un tratamiento exhaustivo. Si la celeste y blanca sufre de una enfermedad terminal porque los médicos que la atendieron no estaban capacitados para hacerlo ¿AM sería el redentor ideal? Tanto uno como otro adolecen de experiencia y antecedentes, es cierto, pero muchas cosas más los conectan. Ambos compartieron camisetas, creen sabérselas todas, sobredimensionan la cuestión de la motivación, tienen un verso a prueba de balas, jamás asumen culpas con humildad, nadie osa contradecirlos, se rodean de aduladores nefastos y son, para muchos mortales, ídolos indiscutidos, entre otras tantas coincidencias.

Futbolísticamente también pueden mencionarse puntos de contacto. Al decir de los especialistas, el ¿entrenador? de la selección ya va por el convocado número sesenta y dos. El coach rojinegro, según un informe publicado en el matutino vernáculo la semana pasada, en cincuenta y dos partidos sólo repitió la misma formación en seis. ¿Tal para cual? ¿No será peor el remedio que la enfermedad? Provoca escalofríos pensar que el combinado argentino, si llegara a clasificar, varíe de nombres y de esquema según enfrente a los piratas, a la madre patria o a alguna ignota formación escandinava. De todas maneras, como todo es un absoluto dislate, nada debería extrañar, ni siquiera que a esta hipotética dupla le fuese bien.