lunes, febrero 15, 2010

Todo el año es carnaval

No habría que confundir los tantos. El duro golpe no quedó en el olvido. Al contrario. El dolor que asestó el fracaso estuvo presente anoche en cada una de las gargantas que con sus gritos procuró ahogar las penas, primero; enjugar las lágrimas, después, y, por último, apostar al futuro para cerrar un relato sin final feliz. La euforia pretendió ser un rito de purificación. Como un miércoles de ceniza después de un carnaval desenfrenado. Las máscaras, el papel picado y la espuma, que se acopiaron para una fiesta abruptamente cancelada, sirvieron para darle la bienvenida a un plantel golpeado, pero erguido, y demostrarle que hay disposición para volver a empezar si cada uno hace su parte en busca de una nueva versión de la historia.

El sabalé no podía dejar pasar la oportunidad de recuperarse ante su gente. Se notó en cada pelota dividida, en cada corrida por los laterales, en cada temeraria atajada, en cada pase profundo, en cada intento de ataque. “Nos propusimos pelear el torneo hasta el final”, dijo el técnico al término del encuentro. Un pacto de almas golpeadas. Está bien. Se trata de reemplazar un objetivo trunco por otro, tal vez más terrenal, para mantener viva la llama. Con una estructura afianzada, y reemplazos dispuestos a no desentonar, en un contexto que, pasadas cuatro fechas, parece similar a los anteriores, Colón puede batallar por el primer puesto. Pero por el primero. Un segundo lugar sería una decepción difícil de sobrellevar.

De todas maneras el camino no está allanado, ni mucho menos. Lo único cierto es que el negro debe sacar partido de los grandes devaluados, de los que siguen en la doble competencia y de los chicos que pelean por sumar y permanecer. No hay dudas de que entre toda esa fauna autóctona, el rojinegro emerge como un ejemplar privilegiado. Quien tendrá que exhibir dotes de férreo conductor será el inefable entrenador, porque deberá manejar un plantel nutrido, con mucho veterano mañoso y mucho piberío ansioso, enfocado en una sola contienda. Mientras, la dirigencia, vapuleada en lo profundo por gastar a cuenta, continúa firme con su estrategia, fríamente calculada, de tapar con cortada de cintas las frustraciones deportivas.


APOSTILLAS

Puertas abiertas. Según informaron las huestes del maestro, entrenador de arqueros recientemente despedido de institución vecina encontró refugio en el vasto cuerpo técnico de las divisiones inferiores rojinegras. La entidad del barrio Centenario va camino de contar con más recursos humanos que el mismísimo gobierno de la ciudad. ¡Aguante el presupuesto!

Segunda opción. Fiel a sus convicciones, el dt sabalero sigue apostando por las trayectorias. Según su criterio, el chiste de treinta y cinco está por encima de cualquier pibe del club, aunque un retoño, como es el caso de SS, lo supere física y futbolísticamente con amplitud. Es de esperar que la lesión del recién llegado lo obligue a definirse por el habilidoso juvenil.

Adulador compulsivo. La rutina del parodismo que cubre la salida de los jugadores, a la espera de una declaración intrascendente, deja al descubierto actitudes reñidas con el oficio. Entre estos especialistas en anteponer el elogio zalamero a la pregunta de rigor, uno se lleva todos los laureles. Justamente quien dice no succionar los calcetines de nadie. ¡Chupachupa!

La Destacada:

El director ejecutivo del fútbol amateur –ojo, a no equivocarse con el cargo, porque se pone loquito–, con un ímpetu digno del más enfervorizado predicador religioso, le cantó loas al excelentísimo señor presidente. Por la emisora peroncha, luego de aclarar que no era ningún alcahuete –faltaba más– se despachó con un “jamás en mi carrera conocí a un dirigente de la condición humana del doctor Lerche”. Como si esto no hubiera sido suficiente destacó, casi en éxtasis, la capacidad de “gran estadista” de la lumbrera del sur. ¡Se ganó la cucarda al empleado del mes!