miércoles, diciembre 08, 2010

Al borde del precipicio

A días de las elecciones, con un nuevo fracaso deportivo sobre sus espaldas, la estrategia apunta a salvaguardar la imagen de la falsa pertenencia. Para lograr el difícil objetivo, los limitados chupalerches recurren a los mismos argumentos que vienen sosteniendo semestre tras semestre, a excepción de un par de abortos de la naturaleza. Lo que pudo haber sido y no fue. La responsabilidad exclusiva de los jugadores. Las “fuertes decisiones” de fin de torneo del excelentísimo señor presidente. Los futuros refuerzos de jerarquía. Una táctica tan repetida como inconsistente. Sumar derrota tras derrota no figuraba en los planes de la dirigencia, tampoco en los de sus esbirros. Les queda una fecha para remontar. ¿Podrán?

A pesar de los escasos minutos de recuperación futbolística, al negro no le alcanzó para, aunque más no sea, arañar un empate. Con bajos rendimientos y un juego errático y sin profundidad, no hay duda de que el rival le hizo precio. Un arquero encrespado, descargando su bronca contra el árbitro para no señalar a los verdaderos culpables; un goleador histórico impotente, asumiendo la mala campaña; un primer mandatario nervioso, discutiendo con apéndices que no hacen a la realidad; un panorama que marca el cuadro de situación generado por la falta de resultados, algo que no puede tapar el cemento. Nuevamente las promesas de campeonato pasan a la historia, igual que las ilusiones de la afición. ¿Hasta cuándo?

Así las cosas, y de cara al último partido del año, el clima se percibe enrarecido. La tribuna amenaza con hacer estallar el Brigadier, pero esta vez no como expresión de un estado de ánimo exultante, sino como fiel reflejo de una bronca contenida que se arrastra desde hace tiempo. La contienda electoral aporta sus propios condimentos al estado de situación. Ya comienzan a circular rumores sobre la presencia de fuerzas de choque distribuidas en distintos puntos del estadio con la disimulada misión de acallar posibles conos de protesta. Una derrota contundente podría desatar la debacle total. Conservar la calma será fundamental si la adversidad se da una vuelta por el barrio Centenario. Los colores merecen respeto.


APOSTILLAS

Un as en la manga. El “biondo gnocchi” no quiere que otro resultado negativo termine de cavarle la fosa con vistas a las elecciones. Está pensando en incentivar al plantel con un suculento premio para asegurarse una victoria que le cambie la imagen al equipo y por ende mejorar su proyección entre el electorado. ¡Todos a decir whisky!

Transplante de médula. Dicen los que saben que el entrenador ya pidió oficialmente un central, un cinco y un delantero. Al parecer, la férrea e intocable columna vertebral de antaño ya no es considerada como lo que era entonces. Otra vez la palabra “jerarquía” comienza a anteponerse al concepto de “revolución”. La calidad no empieza por casa.

Movimientos desintegrados. La coalición opositora está dándole de comer a las fieras. No sólo por las impugnaciones a la lista presentada, sino porque las explicaciones, hasta el momento, brillan por su ausencia. En tan trascendentes instancias, el cuidado de las formas debe ser fundamental. Para que la opción sea válida hay que demostrarlo.

Management político. Sin ponerse colorado, el chupalerche primero hizo campaña por la falsa pertenencia en la previa. Su discurso proselitista apuntó a ensalzar la avanzada cementicia como logro primordial de una dirigencia que de fútbol no habla. En cuanto a lo que pudo ser, si el genio de la música no hubiera sido asesinado, todavía estaría vivo. ¿O no?