miércoles, septiembre 24, 2008

Lo que hace la diferencia


La primera derrota de la temporada hizo eclosión en la emisora enredada, profundizando la brecha ya existente entre la obsecuencia indecente y el análisis crítico. El disparador fue el comentario del día después –tal vez uno de los más acertados de los últimos tiempos–, a cargo del hemisferio pensante de famoso binomio radial, dueño de los mediodías punzantes, en la ocasión, jugando de visitante. Mientras se desarrolló el categórico diagnóstico, los anfitriones escucharon en religioso silencio y se abstuvieron de emitir comentario alguno, a sabiendas de que cualquier bocadillo rastrero sería aniquilado con fundamentos irrefutables. Una vez pasada a mejor vida la comunicación telefónica, llegó la elemental respuesta.

Es innegable que en la progresión global, la campaña del dt puede calificarse como satisfactoria. De diecinueve partidos jugados, siete ganados, ocho empatados y cuatro perdidos. Pero la estadística, a esta altura, es sólo una anécdota; no sirve ni de consuelo si no se alcanza el bendito objetivo de los cincuenta puntos en esta temporada. Así las cosas, el lado oscuro de la realidad se hace insoslayable. De los últimos doce puntos, sólo se rescataron tres. Ante semejante panorama no hay argumento a favor que resista un examen frío de los números acumulados en el presente torneo, porque el fútbol no es pasado, sino presente; y hoy la única certeza es que Colón debe recuperarse y volver a las victorias cuanto antes.

De más está apuntar que el ganador de la pulseada mediática viene siendo quien ha mantenido su opinión impoluta, libre del pecado que mancha a aquéllos que le han puesto un precio a sus panegíricas prédicas. Más allá de la diversidad de posturas que permite el imperio donde domina la redó, la razón de ser del degradado oficio en cuestión no come vidrio. Por lo tanto, determinados personajes deberían replantearse el papel que juegan dentro de los medios de comunicación vernáculos. Porque para quienes acostumbran a ejercitar las neuronas, ciertas dicotomías pueden resultar hasta graciosas; sin embargo, nunca pierden de vista que la credibilidad marca la diferencia. Como en cualquier orden de la vida.