miércoles, noviembre 21, 2012

Agua en el desierto

La menesterosa realidad transformó una mísera onza de pan en el manjar más suculento y abundante. Con un festejo a la altura de la obtención de una presea dorada, protagonistas y muchedumbre saciaron un apetito reprimido, impuesto desde la falsa pertenencia a fuerza de fracasos ininterrumpidos. Semejante desahogo sólo puede comprenderse anclando en el escuálido presente y sus implicancias directas, todos los involucrados salvaron el pellejo. El cuerpo técnico aseguró su continuidad, la muchachada gambeteó las pertinaces críticas, la dirigencia sorteó al coro insultante y la masa pudo devolverle la mofa sufrida descarnadamente durante trece largos meses a la minoría.

Como aseguraba la indiscutible jerarquía que divide las aguas, desde todo punto de vista, y con las infaltables zozobras, los dos tantos de diferencia bañaron de justicia las costas de la opulencia, permitiéndole recobrar la bandera de la supremacía que el indigente supo usurpar echando por tierra lo que suelen dictar los manuales de la sempiterna lógica dominante. Asistida por la frescura de los purretes que estrenaban clásico y el aplomo de los veteranos que supieron capitalizar las malas experiencias del pasado reciente, la victoria vio la luz en medio de un marco acorde a la revancha tan ansiada; la misma que le concedió a las sufridas gradas la posibilidad de sacudirse la modorra de una historia escrita al margen.

Respecto de los incidentes que dominaron la jornada y empañaron el normal desarrollo de un encuentro único en varios kilómetros a la redonda, sería saludable analizar la cuestión más allá de la permanente e infructuosa búsqueda de responsables en los ámbitos de decisión. Un match de tal interés y magnitud con una tribuna desierta pierde la esencia, pero el resguardo de la integridad de los asistentes está por encima de cualquier espectáculo convocante. Las circunstancias adversas que acompañaron el antes debieron determinar el durante para prevenir el después. Venga de donde venga la sugerencia, los estados alterados son imposibles de controlar sin llegar al descontrol. La tozudez no es compatible con la razón.


APOSTILLAS

Colecta solidaria. Al final se supo a dónde fue a parar la recaudación del día del club. Por decisión del excelentísimo señor presidente, los bolsillos de los ganadores se vieron beneficiados gracias al compulsivo aporte de la afición. Por su parte, y para que las malas lenguas no digan que él siempre saca y nunca pone, colaboró con unos porrones para humedecer el festejo colectivo. El shampú lo reservó para la intimidad.

Más liviano. Del sudor frío corriendo por las blondas sienes hasta el minuto cuarenta y cinco a la euforia infinita del minuto noventa, el entrenador pasó del sufrimiento al éxtasis en una tarde caliente donde se jugaba el todo por el todo. "Este triunfo era lo que necesitábamos", dijo; le faltó agregar «para mantener nuestras cabezas en su lugar». El laburo está asegurado, ahora a diseñar la pretemporada y reformular objetivos.

Negocio redondo. En medio de la adrenalina previa, se realizó la presentación oficial del partido despedida para el goleador histórico. Todavía no se sabe quiénes participarán de la fiestita, lo que sí se sabe es que ya están a la venta las entradas, así como quién es la cara visible de la organización del evento. ¿Lo recaudado será donado a alguna entidad de bien público o irá a parar a las cuentas bancarias del homenajeado y su patrocinador?

Sobre cerrado. En medio de la euforia y los festejos por el triunfo, el chupalerche primero no se olvidó de su benefactor. Siempre listo para succionar con fruición los calcetines del primer mandatario, en medio del comentario final, dedicó varios minutos a reivindicar -algún día se le tenía que dar- la vapuleada figura presidencial. Horas después, pasó a retirar la compensación por los servicios prestados. Enviado especial al superclásico de las américas.