lunes, marzo 19, 2007

La suma de todos los miedos


Los silbidos del final fueron la expresión pura de la afición. Colón de SF está a la deriva, afuera y adentro de la cancha. Si hasta la carambola que dibujó la redó, en el segundo gol visitante, pareció estar en sintonía con la realidad rojinegra. Casi como la mueca de un destino cruel y despiadado que no da respiro, ni acepta treguas; casi como la burla de una fortuna esquiva y maledicente que no regala nada sin cobrarse algo a cambio.

El descalabro institucional no es sorpresa, se veía venir desde el inicio de la gestión; lo que resulta inentendible es el estrepitoso bajón futbolístico de los tres puntales del medio, que recompusieron la médula colonista. Con ellos en un bajo nivel todo el equipo se desmorona, simplemente porque el resto ha demostrado bailar a su exclusivo compás. Mientras tanto, a JCF se le está acabando la paciencia porque sabe que el tiempo lo acecha temible.

Examinar algunas cuestiones puede ayudar a echar algo de luz a la actual situación. La expulsión de Teté en La Plata resintió el engranaje de volantes que venía bien encaminado. También habría que considerar la lesión de Falcón, que lo marginó de un encuentro, y más tarde la expulsión de Esmerado. Incidencias que sin duda trastocaron la idea original del DT, a esta altura desorientado con el enroque de nombres que tuvo que manejar en la zona más importante del once sabalero.

Tampoco habría que soslayar los efluvios locales que, sin lugar a dudas, afectan a los profesionales foráneos. SF no es Alemania, ni México, ni mucho menos Baires; y eso, aunque cueste reconocerlo, de algún modo tiene su efecto negativo en aquellos jugadores que recalan en esta ciudad con una intención meramente pasajera. Y en este punto es donde debería aparecer la famosa palabrita que alguna vez tiró un entrenador colombiano en su paso por la entidad del barrio Centenario. ¡Vaya paradoja!


APOSTILLAS

Los términos más usados durante los últimos días en los medios de comunicación vernáculos, para calificar los vaivenes institucionales acaecidos en Colón de SF: cabaret, vodevil, circo, payasada, mamarracho, bochorno, escándalo, papelón, cambalache, etc., etc., etc.

El monje negro entró al vestuario y cerró con llave. Algunos personajes intentaron, sin suerte, ingresar a la zona restringida, mientras otros, desplomaron sus esqueletos sobre un incómodo banco a la espera del ábrete sésamo. Lamentable escena.

Adivina, adivinador. El patético trapo en apoyo de GL ¿fue pergeñado por el mismo cráneo que utiliza el aerosol para comunicar lo que no puede de frente porque no le da la cara? En esta ocasión estuvo muy conmovedor.

La novela de la tarde… un poroto. El domingo, todos estuvieron pendientes de los cruces, las miradas, los gestos, las palabras, los silencios. Si dentro de la cancha había espectáculo, pocos se dieron cuenta. Lo jugoso pasó por otro lado.