sábado, marzo 24, 2007

Sin renovación, ni cambio


Mientras uno probó la soledad del poder y enfrentó la realidad de saberse sin apoyo, el otro fue literalmente obligado a volver por un aparato extradeportivo que salió a salvaguardar una imagen vapuleada desde adentro y ridiculizada hasta el cansancio desde afuera. Situaciones lógicas si se considera que LH es una figura poco estimada en el seno de la cd y que GL está sostenido por un entorno con aspiraciones que van más allá de una institución civil sin fines de lucro. En el medio de esta puja de poder, y por unas pocas horas, fluctuó la oposición haciendo la plancha en un mejunje pestilente que nunca llegó a manjar. ¿Y Colón? Herido de muerte.

Las marchas y contramarchas marearon a la afición, que incrédula asistió a una semana inédita en los anales rojinegros. Los más decepcionados resultaron ser quienes le dieron un voto de confianza a esta dupla tragicómica, que no escatimó esfuerzos para obsequiarle a todos los colonistas un cúmulo de categóricos desaciertos, más una parva de oscuras maniobras que ya empezó a desfilar por la justicia. Tan duro como aceptar la actual situación del primer equipo resulta, para muchos, reconocer el error que significó haber creído en esta “pertenencia” apócrifa e inmoral. Buen punto para reflexionar, porque los socios no pueden desentenderse de la sucesión de descalabros de los cuales han sido partícipes necesarios.

Mal que le pese a la sufrida masa rojinegra, todo indica que la historieta no culminará aquí. Si el “biondo gnocchi” se tomó una semana para ¿pensar? en cambiar lo que en definitiva no cambió, es dable esperar que cetrinos nubarrones sigan ensombreciendo el futuro de la gloriosa entidad del barrio Centenario. Ni hablar si el próximo resultado del sabalé vuelve a ser adverso. Habrá que seguir atentamente, entonces, el desarrollo de los acontecimientos y tener presente que el monje negro estará agazapado, esperando que el peso de los hechos termine aplastando a la horda radicheta, para sacársela de encima sin culpas ni resentimientos. Entre tanta atmósfera intrigante, una pregunta brota insidiosa ¿quién se quedará con los jirones?


APOSTILLAS

El innombrable, siempre presente cuando el río suena, sigue lavándose las manos al mejor estilo Poncio Pilato. El no tiene nada que ver con nada. Eso sí, amenaza con volver para seguir haciendo de las suyas. Al parecer, no quedó satisfecho.

La oposición se subió a una topadora y no quiso dejar títere con cabeza. Cuando el elenco estable tomó conciencia de las exigencias, la coalición se desmadró y lo que pudo ser, no fue. Apertura es una cosa, invasión otra.

El súmmum de la hipocresía. “Las cuestiones entre los colonistas hay que charlarlas en el club”, dijo GL. Traducido: «Si nos estamos hundiendo, que nadie se entere». Ergo: «Total… después salimos con cara de póquer a decir cualquier verdura y… engaña pichanga».

“Hay cosas que no pienso permitir ni tolerar, porque tengo los huevos bien puestos. Con LH no se jode”. Después de estas firmes declaraciones, el monje negro partió, con la cola entre las patas, de retiro espiritual a Baires. Recio, pero no tanto.