jueves, marzo 25, 2010

El gran motivador


Aníbal Barcamed (en fenicio Hanni-baal, que significa “quien vende-humo”), conocido simplemente como Aníbal o Hannibal, nacido en 247 a.C en Cartago (al norte de Túnez) y fallecido en 183 a.C en Bitinia (cerca de Bursa, en Turquía), fue un general y estadista quemero considerado por muchos como uno de los grandes estrategas militares de la historia. Participó activamente de la Segunda Guerra Lerchúnica, en la que llevó a cabo una audaz hazaña: conduciendo a su ejército, en el que se incluían elefantes de guerra, que en ocasiones mataba y enterraba, partió de su ciudad natal y atravesó innumerables obstáculos con el objetivo de conquistar la cima. A pesar del brillante movimiento, no pudo alcanzar su meta.

Existen diversas opiniones respecto de su fallido plan, que van desde carencias materiales a consideraciones políticas que defienden que su intención no era llegar a la punta, sino acercársele lo más posible. No obstante, logró mantener a sus hombres entusiasmados en la pelea durante más de dos años, recibiendo escasos refuerzos de jerarquía. Consciente de que su tropa era inferior a la de sus adversarios, Aníbal decidió no atacar por donde se esperaba, sino que eligió una ruta mucho más dura y larga pero más interesante tácticamente, pues le permitió reclutar a muchos soldados mercenarios. Sin embargo, luego de ganar varias batallas intrascendentes, volvió a su tierra cansado tras ser derrotado en la contienda definitoria.

Fue llamado “el padre de la estrategia” y admirado incluso por sus enemigos. Supo como motivar a sus desmoralizados soldados en los peores momentos, pero con eso no fue suficiente. El balance personal del héroe se traduce en un fracaso; al final perdió hasta el respeto de su pueblo, que vio a su mejor general aniquilado en la última y más importante batalla del conflicto. Certifican las fuentes que uno de sus jefes de caballería le asestó un duro golpe cuando le dijo: “Los dioses no han concedido al mismo hombre todos sus dones; sabes vencer, Aníbal, pero no sabes aprovecharte de la victoria”. Agobiado, decidió suicidarse empleando un veneno que, según se afirma, llevó durante mucho tiempo en un habano.