lunes, mayo 16, 2011

Morosos incobrables

Las deudas futbolísticas, tarde o temprano, se pagan, por esa sencilla razón que los propios protagonistas esgrimen cuando un resultado les es adverso. La cuestión de la revancha cada fin de semana posibilita las amortizaciones, la clave está en mantener la regularidad. Ahí es donde se establecen las diferencias entre los equipos que pelean por algo y los que navegan en la intrascendencia. Para propiciar el reencuentro con el triunfo en condición de local, y de paso achicar el pasivo, nada mejor que un rival en descenso directo. La debilidad del oponente no admitía excusas. Así lo entendió el entrenador, quien aprovechó la oportunidad para poner en marcha el "replanteo táctico y de nombres" con que intentó hacerle frente a las críticas luego de la última y estrepitosa derrota.

La afición demandaba a gritos un cambio. Nada del otro mundo. Un medio campo comprometido en la ofensiva y más compañía para el goleador histórico. Basta de estrellas somnolientas y mayor presencia de la casa. Un par de retoques fueron suficientes para arrollar a un adversario que no ofreció resistencia. Con el resultado asegurado, y un panorama desolador enfrente, la pista se abrió para la entrada de un piberío ansioso por saborear las mieles del éxito, aunque en este caso servido en bandeja. Buena medida si la verdadera intención es ir mostrándole el camino; si la idea pasa por otro lado, si sólo se trata de una puesta en escena, el futuro caerá con el mismo peso que en anteriores ocasiones, dejando al descubierto otra manipulación fríamente calculada.

Como en una historia de suspenso, el próximo desafío entrañará una serie de interrogantes con aroma a entramado enigmático. De visitante, se impone una vuelta al medio de marca, lo que implicaría un sacrificio en la delantera. Aunque, visto y considerando los antecedentes respecto del próximo contrincante, al veterano veinte no le importaría arreglárselas en soledad. Otra alternativa sería conservar al dúo filoso en detrimento del purrete que asoma con interesantes condiciones. Sea cual fuere la decisión, uno de los juveniles volvería al banco. Por un lado, se cumpliría el pedido de algunos protagonistas, hace un par de fechas, en cuanto a los diferentes sistemas según la ocasión. Por otro, volvería a cortarse la posibilidad de mostrar más de una cara fresca en cancha. ¿Revolución o "statu quo ante"?


APOSTILLAS

Techito por si llueve. Mayúsculo papelón protagonizó la dirigencia, con el excelentísimo señor presidente a la cabeza, la noche del diluvio. Mientras unos hablaban de suspensión "para preservar el campo de juego" del evento continental, el árbitro anunciaba el aplazamiento por "falta de pararrayos" y en defensa de la integridad física de jugadores y público. ¡Vaya diferencia!

Lo primero es la familia. La confianza en sí mismo lo llevó a prepararse un festejo especial. Camiseta con saludos para los seres queridos en cada gol. La confianza en el equipo lo obligó a pedirle a la parentela que se quedara en casa por seguridad. "Como no veníamos bien... por las dudas", dijo en un ataque de sinceridad frente a las cámaras de la tv impúdica. ¡Ciérrate boca!

Pegue que no duele. El hemisferio pensante de la dupla asoleada que cubrió la transmisión, le cayó como un rayo al agradecido entrenador. Con su acostumbrada enjundia, y sin medias tintas, lo trató de "chupamedias" por nombrar reiteradamente al primer mandatario en cada uno de sus contactos con la prensa. ¿Obediencia debida? ¡Naaaaaa! Vocación de tapete, nomás.

Ninguneo a la carta. La página oficial está siendo muy injusta con el hombre que aceptó ponerle el pecho a las balas. ¿Qué pasa que todavía no figura el entrenador y su ayudante de campo entre los miembros del cuerpo técnico del plantel profesional? Un par de fotos para la posteridad no va a alterar el presupuesto institucional. ¿O será que el encargado de contenidos no les tiene fe?