martes, noviembre 06, 2012

La jarrita del sabor

Los efectos de la improvisación suelen ser letales. En esta ocasión, el entrenador quedó a salvo de los cuestionamientos más feroces gracias a la enjundia de la muchachada que, obstinada en dar pelea hasta el último minuto de juego, lo puso a resguardo de propios y extraños con el agónico empate. Una derrota, de la mano de un novedoso esquema ofensivo pero poco trabajado, lo hubiera dejado malherido, sufriendo los coletazos de un desorientado camino hacia el reencuentro con la identidad. Los desajustes en todas las líneas, producto de una búsqueda hasta el momento infructuosa, generaron zozobra especialmente en defensa; el padecimiento de los cuatro del fondo no sólo se reflejó en los rostros, también en los reproches que abundaron durante la calurosa tarde del domingo.

Si bien unos cuantos defectos fueron opacados por la cantidad de opciones de gol desperdiciadas, no quedó ninguna duda de que el planteo movió los cimientos sobre los que hasta ahora se había construido la estructura de conjunto. La idea puede funcionar, pero necesita tiempo, ensayo y algunos retoques. Se hace difícil soltar tres delanteros sin un habilidoso que abastezca; se hace difícil explotar la rapidez de los puntas sin un habilidoso que sorprenda, haga la pausa y esté capacitado para romper cerrojos a base de astucia y creación. También resultó evidente que a los purretes lanzados a gastar las bandas les falta un universo de técnica, pero en cada arranque son candidatos a la falta en las cercanías del área, una arista válida para explotar y generar pelota parada.

Claro que en la búsqueda de la perfección hace falta aceitar todos los engranajes para que el sistema no rechine en medio del test público. Esta vuelta de tuerca pergeñada por el técnico, desprendida de una que otra actuación relevante, significa que todavía le quedan algunas instancias por librar antes de aferrarse al clásico gesto de tirar la toalla. Por lo pronto, los protagonistas que asumieron los nuevos roles le ofrecieron un gesto de confianza al entregar una esforzada actuación en pos de la remontada. La paridad fue meritoria, pero más lo fue la búsqueda, la intención de demostrar que siempre queda en depósito un resquicio de dignidad para acallar las voces que insisten con achacarles la repetición de un guión vetusto y gastado. Habrá que ver si la gasolina alcanza para finalizar en una posición decorosa en la tabla.


APOSTILLAS

Necesidad y urgencia. En medio de la vorágine del encuentro, surgió un rumor que paralizó cientos de corazones. El próximo partido, el excelentísimo señor presidente echará mano de un recurso recaudatorio compulsivo. Día del club y todos a pasar por ventanilla sin chistar. Que ningún malintencionado vaya a pensar que la caja tiene problemas de liquidez. Tampoco que la movida es para recuperar lo invertido en el operativo repatriación. ¡Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas!

De tin marín. Los cambios del técnico convirtieron a la última línea en un tembladeral. El sobre esfuerzo hasta causó la salida de un baluarte a los veinte minutos del primer tiempo en condición de lesionado. Cuando todo volvió a la normalidad, los marcadores de punta siguieron sin marcar y los centrales a dejar jirones cubriéndoles las espaldas. Para la próxima es probable que el técnico adhiera a la conocida máxima del mejor malo conocido que bueno por conocer.

Dos en uno. El guardameta sigue batiendo marcas. No sólo se está manducando dos por partido, ahora también deglute dos en la misma jugada. La afición arde de ira y pide a grito pelado un aire de renovación para los tres caños. Al parecer, a poco del final, el conductor no piensa jugarse tanto. No es lo mismo cambiar un puesto neurálgico a mitad de torneo que faltando un par de fechas para el clásico choque. ¡Qué sufrimiento!

Verdad revelada. Mientras algunos que se creen caciques prefirieron el silencio, el delantero que va de frente no se anduvo con chiquitas. Estuvo duro consigo mismo y con sus compañeros, a quienes les dedicó buena parte de las críticas. "Por momentos jugamos muy tranquilos", "nos acordamos tarde" de salir a buscar el partido y "no quiero más sumar de a uno". El menos contaminado la tiene clara.