
Como parte de la limitada y paupérrima estrategia que el excelentísimo señor presidente está llevando a cabo a fin de convencer al estado –municipal y provincial– de colaborar con un fangote de dinerillos públicos en su brillante proyecto de agrandar el estadio, le ordenó al chupalerche primero apretar públicamente al correligionario que rige los destinos de la cordial. Invitado al programejo que conduce por canal de cable, y que cuenta con una escasísima audiencia, el intendente fue literalmente acosado en busca de un título. El “vamos a ayudar a Colón”, demandó, casi en forma de súplica, la reiteración, en tres oportunidades, de la pregunta que reclamaba esa única respuesta. Lamentable, patético y ridículo. Un bochorno más, tal y como acostumbra.
Lo cierto es que el ex rector se fue en vaguedades, por lo que a pesar de la lograda sentencia, el interlocutor se quedó con las ganas de brindarle precisiones al locador de su opinión. Para colmo, tuvo que tragarse –entre nerviosas risitas de compromiso– un palo para su gallinero cuando le espetaron en pleno rostro, luego de la esperada afirmación: “(…) que no haya dudas, lo que pasa es que Germán es muy ansioso y le dice a los periodistas que me pregunten, ya lo conocemos ¿viste?”. No obstante ello, no pudo con su genio y a la nota que reprodujo en el pasquinejo vernáculo le estampó un epígrafe mentiroso, ya que en ningún pasaje de la plática, el entrevistado “se comprometió a realizar obras complementarias para la copa América”.
Lo que sí quedó en evidencia es que hay problemas de cartel entre el iluminado primer mandatario de la institución rojinegra y el jefe de la aldea. Acicateado permanentemente con el latiguillo de la gran gestión lercherista, en un momento, la visita destacó y dejó en claro su propia incidencia en los grandes logros: “Recuerdo que el día que llegó Grondona a SF (…), fui caminando con él hasta el RO y allí le comenté de lo lindo que sería que la selección jugara en una ciudad tan futbolera como la nuestra”. Para concluir, otro engaño quedó al descubierto. La faraónica idea de cerrar el anillo, tal y como lo adelantó no hace mucho tiempo el “biondo gnocchi”, ahora se redujo a la construcción de una bandeja superior en la tribuna norte. Epoca de vacas flacas que le dicen.