jueves, septiembre 05, 2013

Acelerador a fondo

Los protagonistas coincidieron en que la vergonzosa derrota de la segunda fecha resultó un punto de inflexión. Dar pena en los albores del certamen no era bueno para nadie, así fue que el entrenador planteó las alternativas a futuro. Un simple cambio de actitud podría resultar beneficioso hasta que la cuestión futbolística entre en terreno de definición. La mediocridad de los exponentes vernáculos permite que la ausencia de juego sea suplantada por una buena dosis de orden y solidaridad. A partir de tamaña premisa aparecen la humildad, el sacrificio, el esfuerzo, la entrega, la voluntad y demás apéndices por el estilo. ¿Y el fútbol? Bien, gracias.

Los tres triunfos consecutivos le dan aire al conductor para pensar un modelo sustentable de acuerdo a los actores con que cuenta. Extender en el tiempo la fórmula que propició la ráfaga positiva es el desafío que todos deberán enfrentar a partir del próximo choque. No sería la primera vez que el entusiasmo bulle por unas semanas para terminar desinflando las expectativas cuando no es posible sostener los eufemismos con que se intenta ocultar el estigma de equipo chico. Mientras tanto, en el limbo del triunfalismo, la afición se babea mirando la tabla y espera con optimismo que a la garra se le agregue una cuota de calidad.

Curiosidades al margen, en ninguna de las victorias se puso de manifiesto una superioridad evidente sobre el adversario; muy por el contrario, la paridad de fuerzas predominó en las tres oportunidades. Incidencias más, incidencias menos, las definiciones no fueron ni por asomo contundentes. Pistas inequívocas de carestía en muchos aspectos. No se vieron jugadas preparadas, ni coordinación entre líneas, ni juego asociado, ni cambio de ritmo, ni variantes de ataque, mucho menos una identidad definida. Hasta el momento alcanzó con un arquero confiable, una zaga central compacta, un cinco iluminado, la velocidad de un delantero y la efectividad de otro. La combinación de mezquindad y oportunismo sabe a poco.


APOSTILLAS

Bomba de tiempo. El excelentísimo señor presidente le enciende velas a todos los santos para que alguno de los pibes explote de una vez por todas y pueda ser rematado al final del semestre. Las siderales cifras del rojo se han transformado en una bola de nieve imposible de detener y de ocultar. Si por casualidad llegaran a trascender los seis dígitos, ardería Troya.

Lengua de trapo. A cococho de la buena racha, el impresentable vice retomó la operación lavado de imagen de la mano de quien no puede lavar ni la propia. Chorreando falsa humildad, entre otras cosas, intenta sacar partido de las circunstancias favorables para posicionarse en la carrera por la sucesión. Ya no quiere conformarse con migajas.

Amores desaforados. Pocos técnicos logran construir en tan poco tiempo un lazo tan fuerte con su nuevo lugar en el mundo. Al igual que en su paso por anteriores instituciones, los elogios hacia dirigentes, jugadores y simpatizantes dejaron al descubierto el extraordinario poder de mimetización del conductor con su entorno. Un profesional comprometido.

Cañita voladora. Es la estrella del momento. Todavía no se sabe si sus superlativas actuaciones se deben a que la madurez lo cachó de pronto y le hizo ver los beneficios de la responsabilidad o si son pan para hoy y hambre para mañana. No es la primera vez que amenaza con romperla para después tirarse a chanta. Si quiere volar la tendrá que transpirar.