jueves, mayo 05, 2011

Ataque de pánico

Los malos resultados de local han disparado, entre la afición, una serie de alocadas teorías. Desde miedo escénico hasta conjuro de bruja. Desde escasas condiciones futbolísticas hasta actuaciones adrede. Desde oscuros complots hasta falta de motivación. Desde falencias estratégicas hasta desobediencia convenida. Desde desinterés colectivo hasta cismas internos. Lo cierto es que, una vez iniciada la cuenta regresiva, la resignación vuelve a instalarse en las gradas como en torneos anteriores. Los aspectos positivos que se rescataron en el partido anterior no pudieron repetirse en vivo y en directo. Si bien las ausencias podrían considerarse como un atenuante, los simpatizantes se quedaron con las ganas de comprobar la veracidad de determinadas imágenes televisivas.

Para un diagnóstico certero vale analizar si el entrenador se equivocó en la elección de las piezas o en el ensamble de las mismas, si la táctica fue la correcta o si los protagonistas no se identificaron con la propuesta. Al decir de algunos actores, el disconformismo por el planteo quedó de manifiesto y al rojo vivo. Así expuesta la situación, al técnico no le quedan muchos caminos. A través de un par de voceros, la muchachada salió a exigir protagonismo de local y cautela de visitante. Contundente. Otro tema que quedó claro es que más vale pibe de las inferiores por conocer que figurita conocida sin alma. El fracaso en cuestión de incorporaciones sigue a la vanguardia en la lista de desaguisados dirigenciales, no obstante está comprobado que con dineros ajenos el error es un detalle nimio.

Si en el próximo partido de visitante, el sabalé se reencuentra con el triunfo, habrá que pensar seriamente en algunas alternativas que le ayuden a sobrellevar la penosa circunstancia de jugar en su propia casa. O al revés. Ya que las potencialidades se despiertan lejos del terruño, los privilegiados podrían destinar una parte de sus suculentos sueldos -a unos cuantos debería darles vergüenza pasar por ventanilla- a rentar micros que acerquen a los resignados simpatizantes a disfrutar de una victoria aunque más no sea en tribuna ajena. Por el lado del conductor, deberá repensar los pasos a seguir si aspira a sobrevivir hasta fin de semestre. Está visto que la sanata de la pertenencia no cala tan hondo como pretende. O madura de golpe o vuelve a los orígenes.


APOSTILLAS

Tour de compras. Mientras el excelentísimo señor presidente anda pavonéandose por tierras extrañas en su nuevo rol de embajador de buena voluntad de la cordial, con vistas al evento continental, la parcialidad anda buscándolo para hacerle saber su opinión respecto del momento futbolístico del equipo en condición de local. ¿Se habrá traído un plasma?

Otra vez será. A pedido de la dirigencia, el entrenador concentró a la "joven apuesta" que llegó de la mano del último ex, aunque a la hora de los bifes quedó afuera del banco. Según murmuran sus compañeros de hospedaje, la incorporación no tiene categoría ni para jugar en reserva. Demostrar permeabilidad a ciertas imposiciones no le va a allanar el camino.

Así, no. Como el goleador histórico le cortó el rostro al parodismo vernáculo, el que salió a poner la trucha, y a hacer pública la calentura generalizada, fue el desdichado al que siempre le toca la peor parte. "De local tenemos que proponer nosotros", dijo el dueño de los tres caños, plantando bandera. Los mal pensados ya están pronosticando motín a bordo.

El gran deschave. El chupalerche primero no tuvo más que admitir la realidad que lo condena. "Se me quemaron los papeles", sentenció, al no encontrar argumentos para justificar los vaivenes del equipo. De tanto ponerle el hombro a la falsa pertenencia, la distorsión que lo embarga terminó empujándolo al sincericidio. Mejor que siga vendiendo entradas.