miércoles, octubre 15, 2008

Enemigos íntimos


En medio del torbellino originado por unas polémicas manifestaciones presidenciales, pasaron casi inadvertidas otras, tan polémicas como deleznables, también de carácter presidencial. Ocupado en las diseminadas a unos cuantos kilómetros de distancia, el parodismo vernáculo evitó emitir opinión acerca de las pronunciadas bajo su propio techo. No importa que las mismas puedan generar violencia frente a sus narices, es más fácil juzgar –tal y como acostumbra– acerca de lo que sucede lejos; en casa, es preferible mirar hacia otro lado para eludir situaciones incómodas. Esquivar los dardos, implica alcanzar un nivel aceptable de sobrevida en los medios locales. Tarea ardua, pero, en definitiva, provechosa.

Rotular de "enemigos" de Colón a los integrantes de dupla radiofónica enredada es de una barbarie dialéctica tal que indefectiblemente remite a la ignorancia sin parangón. Semejante exabrupto indica que los nervios están ganando la partida. ¿Cómo puede ser que una hora de crítica fundamentada empañe tres de obsecuencia? ¿Acaso no le alcanza con el servilismo consuetudinario que a "diario" le rinde pleitesía? ¿Será que no resulta conveniente despabilar las neuronas dormidas de quienes gustan del letargo? Para quien ocupa un sitial de privilegio gracias a la mediocridad imperante, el análisis argumentado es un arma en extremo peligrosa. ¿Quién asumirá la responsabilidad si algún trasnochado se hace eco del absurdo?

Por otro lado, llamó la atención el silencio de los acusados. Es probable que la emisora haya sugerido pasar por alto la agresión para no profundizar un conflicto. Tal vez los imputados hayan decidido apelar al viejo axioma que propone tomar ciertas palabras como de quien vienen. Sólo pudo escucharse, rapidito y al pasar, en otro contexto, un tibio "somos periodistas y vamos a seguir preguntando y opinando". Lo cierto es que algunos, a pesar de la descomunal verborragia, seguirán deambulando por diferentes espacios con fecha de vencimiento mientras otros, gracias a un interesante número de beneméritos auspiciantes, perdurarán hasta tanto el cuero aguante. No hace falta aclarar quién morderá el polvo primero.