jueves, noviembre 29, 2012

Volver al presente

La jornada empezó torcida. Primero, una triste noticia le hizo piantar un lagrimón a la vieja guardia; acto seguido, un teléfono descompuesto complicó la previa; para cerrar el círculo enrevesado, la muchachada terminó ofrendándole al anfitrión su primer hito en el historial de enfrentamientos. Después del desenfreno que disparó el último triunfo, la mediocre realidad volvió a dominar la escena argumentando a favor de una desteñida imagen en mitad de tabla. Si la euforia duró en las gradas, en la arena los recurrentes defectos que caracterizaron la macilenta campaña cobraron protagonismo como para despejar dudas acerca del pálido presente. La cosecha puede resumirse en una victoria frente al peor del torneo. Poco, casi nada.

Con prácticamente dos torneos cortos en la conducción técnica, y una sola meta conseguida en treinta y cuatro fechas, el entrenador deberá proponer un desafío más ambicioso para el próximo semestre si es que pretende conservar el puesto. Otro certamen en la intrascendencia no sumará adhesiones ni de la masa, hoy resignada pero con permanentes aspiraciones, ni de la dirigencia, necesitada de algún vértice que ofrezca aunque sea un poco de pantalla para seguir cómodamente ubicada en la cabina de mando sin oposición a la vista. Deberá también tener en cuenta que la opinión de la parcialidad no es uniforme; así como una buena parte reconoce su seriedad, otra ha cuestionado muchas de sus decisiones y lo responsabiliza de la pérdida de algunos puntos fundamentales.

La apertura del libro de pases disparará más de un interrogante. A simple viste el plantel podría considerarse completo, aunque si la cuestión fuera tan literal la posición en la lista de merecimientos hablaría de otra cosa. Entonces ¿qué queda? El guardameta todavía tiene contrato, así que habrá que practicar el arte de la relajación y el control mental para soportarlo seis meses más. ¿La defensa necesita algún retoque? ¿En el centro o por los laterales? ¿El medio campo pasa satisfactoriamente una prueba de aptitud o necesita recambio? ¿La delantera colma las expectativas o hace falta mayor poder ofensivo? ¿El banco de suplentes está a la altura? No falta quien pide que se vayan todos. Para los que gustan escudriñar en lo profundo, el ciclo no goza de muy buena salud.


APOSTILLAS

Doble pared. No se sabe si es una estrategia consensuada o si sólo se trata de servilismo en estado puro, lo cierto es que mientras el pasquinejo vernáculo anuncia que varias potencias europeas han entrado en disputa por el purrete estrella, el excelentísimo señor presidente niega la especie públicamente. "No tenemos nada, ni me llamó nadie", confesó al ser consultado. A emisores falaces, receptores desconectados.

Fuera de juego. Al conductor se le están acabando los argumentos. Una campaña tan mediocre amerita atención especial a la hora de los discursos para no parecer desorientado y/o debilitado y/o decepcionado. Que el partido fue parejo, que el resultado fue injusto, que faltó precisión, frialdad y la mar en coche. Ahora empieza el salto de calidad, las incorporaciones quirúrgicas y el campeonato por decantación y cartón lleno.

Roja directa. El delantero menos contaminado no disimuló su fastidio. "Jugamos mal, manejar la pelota todo el partido es hacer fulbito al pedo, hay que ser más vertical si querés ganar", vociferó más encendido que show bengalero. El palo para sus compañeros no pasó desapercibido por los malintencionados de siempre que, con la excusa perfecta, buscaron generar polémica entre los protagonistas. Nunca falta un marrajo desbocado.

Saque de arco. Un viejo manual de manipulación parodística instruye que, ante un contexto aciago, no hay táctica de distracción más efectiva que inflar cualquier brizna positiva, aunque se trate de algo mínimo o secundario. "El resultado fue lo de menos", regurgitó el chupalerche primero, para quien lo mejor fue la fiesta en la tribuna, una prolongación de la euforia pasada. Todo vale para combatir la cadena del desánimo.