viernes, octubre 12, 2007

Declaración de guerra


El cambio climático se está sintiendo con intensidad en SF. Tanto, que ya ha afectado también a los humildes mortales que transitan por su ejido urbano. Así como la tierra se resquebraja por efecto de la sequía o se pierde de vista bajo el agua a causa de lluvias e inundaciones, las relaciones humanas se achicharran producto de intereses contrapuestos. En el caso de Colón, se veía venir el estallido del conflicto. Porque aunque hasta ayer los enfrentados se dispensaban sólo enigmáticos tiros por elevación, era sabido que en algún momento la situación iba a degenerar en estocadas con nombre y apellido. Vale destacar que si bien son dos los personajes que se declararon en estado de belicosidad manifiesta, hay un tercero en discordia. Más obvio, imposible.

Para desandar el camino habría que remitirse a fines de junio de 2006. Allí comenzó la historia, hoy se padecen las consecuencias. Al describir el escenario surge, por un lado, el tapado –en sentido figurado, claro–; un tipo con aspiraciones desmedidas que no teme cruzar la línea del ridículo en pos de su ambición. Por otro, el monje negro y el que viste sotana roja, quienes a raíz de una nota publicada en el pasquinejo local se tiraron con munición gruesa dejando en claro para qué lado juega cada uno. Entonces, mientras LH manifestó que ese tipo de escritos le daban "asco y repugnancia", el jefe de deportes del engendro vespertino respondió calificándolo de "opositor al presidente". Pasando en limpio, el círculo vicioso podría definirse de la siguiente forma: uno tira la info, el otro la infla y el último revienta.

Como si esto fuera poco el técnico apela a la escoba; ya empiezan a circular rumores –¿¡otra vez!? – de camarillas y camarilleros; algunos miembros de la cd disfrutan de la vida como si nada; el innombrable busca aliados en la oposición para ponerle coto al descalabro; y los colonistas siguen penando. Lo cierto es que este circo de nunca acabar tiene unos cuantos responsables. Primero, quienes eligen con los ojos vendados. Segundo, los elegidos que actúan priorizando cuestiones personales. Tercero, los nunca bien ponderados medios de comunicación, para los cuales podría encontrarse un sinnúmero de adjetivos, todos negativos, porque al confundir colaboración con colaboracionismo dejan de cumplir con uno de los preceptos de la profesión: formar opinión. Quizá sea hora del "mea culpa".


APOSTILLAS

Consultada su opinión respecto de la información publicada, LH dijo: "O los del Arsenal de Inglaterra son muy tontitos o nosotros somos unos fenómenos; acá hay algo que no va".


Sin poder frenar la incontinencia verbal, Luis Hilbert prosiguió: "Este tipo de notas petulantes, exhibicionistas, es como si al hincha de Colón le quisieran vender espejitos de colores".


Más adelante, en la improvisada conferencia de prensa, enfatizó: "Estas son todas boludeces, no sé con qué intención. Yo no voy a permitir que se digan estos disparates sin sentido".


También aprovechó para pegar por otro lado. Acerca de los dichos de MGA, dijo: "En los reclamos estamos totalmente de acuerdo, lo que molesta un poco es la forma en que se hizo".