martes, julio 29, 2008

Adivina, adivinador


Las apuestas están abiertas y los nombres, cual estáticos números de mesa de ruleta, acumulan fichas. ¿Cuál será la formación que arranque el campeonato? Por el momento, ni el dt lo sabe. Dada la cantidad de caras nuevas que llegaron a engrosar el plantel, podría estimarse que el equipo tardará alrededor de cinco fechas en aparecer y un par más en consolidarse. Ahora bien, hasta alcanzar un rendimiento óptimo, la cosecha de resultados deberá ser positiva, de lo contrario el cuerpo técnico no sobrevivirá al intento. Se descuenta que el pícaro crupier sabrá cómo sortear el escollo.

De movida, el arquero que arrancará como titular, es consciente de que a la primera pifiada, el recién llegado se apoderará del puesto. La línea del fondo es la más previsible. En esa zona no habrá demasiado cambio, salvo alguna lesión. Adelante tampoco se vislumbran sorpresas; si el artillero de Margarita se queda, la dupla de ataque será V-R. El problema es el medio, donde pueden contarse demasiadas cartas para una sola mano. En la previa, es fácil afirmar que quedarán descartados los pibes del club, quienes seguirán mirando desde afuera lo que acontezca en el campo de juego.

Del resto, habrá que mencionar a los prescindibles, esos parias que aunque queden en Colón no serán tenidos en cuenta; los estables, quienes deberán demostrar actitud y aptitud para conservar el lugar; y las incorporaciones, esas incógnitas que una vez pispeado el panorama decidirán si pelean por una casaca titular o si disfrutan de la excursión como tantas otras que pasaron por SF sin pena ni gloria. Falta poco para que aclare el panorama. La afición espera que las excusas no le ganen la partida a la realidad, porque las responsabilidades, una vez más, están claramente asignadas.