martes, febrero 28, 2012

Nunca es tarde

Luego del último cimbronazo del modelo, que dejó el luctuoso saldo de un muerto y tres heridos, el efecto arrastre se apoltronó con suma comodidad en las gradas a la espera del devenir en el corto plazo. El oportuno cambio, si bien cubrió con un manto de calma las aguas turbulentas, no acabó con los cuestionamientos hacia dirigentes, jugadores y parodismo rentado; muy por el contrario, acercó la lupa de la afición a las llagas purulentas que mantienen infestado el sistema vital sangre y luto de intereses ajenos al sentimiento. El halo positivo de la cuestión del desvelo hoy pasa, pura y exclusivamente, por la certeza de advertir en la piel del conductor a un personaje que sabe, no sólo lo que dice -discurso de casete aparte-, sino lo que hace.

Mientras las mismas situaciones encuentran en la reiteración su vicio, los protagonistas dejaron su huella de cara a la posteridad. Así fue como unos destilaron imposturas para tapar desaguisados, los sindicados como responsables de la nueva debacle lavaron culpas transpirando la camiseta frente a un candidato al descenso directo y otros lloraron al occiso en medio de un funeral virtual disfrazado de proyecto. Nada nuevo bajo el sol. Con la segunda edición del clásico en los albores de la revancha, el comienzo de un nuevo ciclo descomprime un ambiente cargado de reproches, traducido en un todos contra todos, sin solución de continuidad; aunque los que saben digan que la tregua llegó con los puntos puestos en su lugar por el secretario técnico.

La ventaja con que corre la falsa pertenencia, a esta altura de la historia, es clara. El fútbol es un gran barril sin fondo donde caben negociados de todo tipo y color, hipocresías a medida del escucha, resultados digitados en mayor o menor medida, falsos ídolos, compra de voluntades a granel, delincuencia manejada a discreción, intereses extras de diverso calibre y demás menudencias acordes a la necesidad y urgencia del poder de turno. En semejante escenario, un espectador de lujo asiste incrédulo a un guión ficcionado que empieza y termina en noventa minutos de adrenalina al palo. Cuando baja el telón, unos vuelven a su paranoia cotidiana en tanto otros se enfundan en sus trajes de amianto a planificar el próximo paso para que todo siga como era entonces.


APOSTILLAS

Mirá cómo tiemblo. El primer mandatario anduvo haciendo gala de su mano dura más allá de la autopista. Gambeteando el cara a cara, salió con los tapones de punta en contra de la muchachada "timorata y pasiva que no sabe correr". Lejos de sentirse afectados, y acostumbrados al particular estilo presidencial, los protagonistas tomaron sus dichos con soda, hielo y un toque de limón.

Ad infinítum. Totalmente compenetrado con los lineamientos del rumbo institucional, el joven dirigente de la barba candado, le puso un cepo a su condición. "Me quedo hasta que salgamos campeones", dijo, entusiasmado como todo primerizo, para medios nacionales. Habrá que ver si resiste el embate de algunos celosos que empezaron a mirarlo con desconfianza.

Buena letra. Puede que ya no rinda como antes, puede que ya no tenga la exclusividad de los aplausos, puede que ahora sí esté pensando seriamente en el retiro; lo que el goleador histórico todavía mantiene intacto es su don de gente para congraciarse con la persona indicada en el momento preciso. Secretitos al oído, abrazo y beso; el hombre de negro, un amigo.

Apagón permanente. El chupalerche primero no dejó pasar su indignación por la retirada del eterno «ito». Enceguecido ante un culturoso comunicado que habló de "crisis", quiso saber si la emisora era "oficial" u "oficialista". Debería bajar un cambio, ninguna agrupación fogoneada por la dirigencia, para borrar del mapa al futuro, va a tirar miguelitos en la calle.

martes, febrero 21, 2012

El dolor de ya no ser

El efecto arrastre se cobró su primera víctima más rápido de lo esperado. Ciento ochenta minutos fueron suficientes para acabar con los pronósticos más optimistas, sacudidos por dirigentes, ahora ex cuerpo técnico, plantel y parodismo rentado antes, durante y después de la pretemporada. La vergüenza de la última derrota colmó la paciencia de la afición que, previendo otra hecatombe en la cuarta fecha, pidió a gritos un cambio antes de volver a sufrir el escarnio público con el hecho consumado. Y el excelentísimo señor presidente, tan atento al sentir popular, no la defraudó. Ni siquiera hubo tiempo para agradecer los servicios prestados; que pase el que sigue, rápido y sin anestesia.

Algo pasó, especulan los rumores; hubo amenazas, afirman los que saben. O tal vez, el hombre de la casa se dio cuenta de sus limitaciones, o dejó de creer en su propio relato, o se cansó de ser el rostro visible de una fantochada. El sollozo del final desnudó un espíritu sin espalda para cargar con las mentiras impuestas desde la cúspide y la hipocresía del llano. Intentó ser partícipe de la historia armada por unos y otros y terminó enjugándose las lágrimas, sin que nadie le ofreciera un hombro donde llorar. Tampoco hay que esperar que hable. Nunca rompería los famosos "códigos". Volverá al lugar de donde salió, en silencio, a seguir sobreviviendo, masticando el recuerdo de un sueño trunco.

De todas maneras, nada hace suponer que los ánimos de las gradas entren en estado de sosiego. Tampoco el que viene arreglará las cosas con un par de pases mágicos. Los protagonistas de esta obra de terror son los mismos, arriba y abajo, por lo tanto muchos interrogantes comenzarán a dominar la escena de cara al futuro. El primero que se impone es si el flamante conductor logrará amansar a las fieras, viejas y mañosas, que manejan el vestuario. Tarea difícil. Más allá de gustos y preferencias, por lo menos el amigo del secretario técnico, apalabrado ya hace un tiempo, sabe de fútbol y, en un principio, impondrá respeto. Habrá que ver si resiste el embate de la cruda realidad.


APOSTILLAS

Cerrado por reformas. El primer mandatario ha decidido disminuir su nivel de exposición pública. Con la novedosa estratagema pretende no ser el blanco de insultos e improperios de cara al clásico y a lo que sea que depare el porvenir. La idea de reemplazar una imagen desgastada por otra joven y fresca no va a andar. La masa se la tiene jurada y se la va a cobrar igual.

Curso acelerado. El secretario técnico estrenó responsabilidades. Poner la caripela en lugar de la erosionada dirigencia y recomendar amigos dignos de su entera confianza. Si realmente piensa que su comienzo fue movidito, mejor que se prepare para el día en que se de cuenta con qué bueyes está arando. Puede repetirse la historieta de aquél que, en otro espacio, huyó despavorido cuando vio "algo" que no le gustó.

Piquete de la abundancia. Los que después del último bochorno se escaparon por la puerta de atrás, están planificando estrategias para no perder los privilegios adquiridos. En principio, piensan seguir la metodología que hasta ahora les ha dado pingües resultados. Demostrar predisposición hasta ver cómo viene la mano y después desmadre total... total siempre hay otro haciendo fila.

A media asta. El parodismo rastrero acusa una nueva batalla perdida. A pesar de los esfuerzos, otra vez quedó en orsai defendiendo el "proyecto" que aporta a sus cuentas bancarias. Las edulcoradas letras de molde con que intentaron endulzarle los oídos a la afición durante la pretemporada no fueron suficientes para convencerla del mundo feliz de la falsa pertenencia. Ojota porque también están en la mira.

jueves, febrero 16, 2012

Mensajes satánicos

Si algo dejó en claro el primer test del campeonato es la distancia que separa el relato oficial de la realidad lisa y llana. Pretenden mostrar idoneidad, donde hay ineptitud; pretenden mostrar cohesión, donde hay una permanente puja de egos; pretenden mostrar un paradigma, donde sólo hay un engranaje corrupto nutrido a base de mentiras y engaños. Sostener tamaño entretejido no es fácil cuando todo depende de noventa minutos en los que la desnudez además de impúdica resulta reveladora. Es así como lo que muchos aceptan, buscando parecer algo que no son, se transforma en una espina clavada en la garganta; síntoma inequívoco de un profundo complejo de culpa. Lidiar con una erupción latente será el calvario prometido para quienes se ufanan de ultrajar el sentimiento.

La desorientación que se percibe en cancha, también forma parte de una intrincada madeja de intereses que tiene anclado al conductor en medio de una tormenta traicionera. Con afán no alcanza, hace falta conocimiento. Con pretensiones no basta, hacen falta ideas. Un ejemplo mínimo, el diccionario que maneja parece básico pero todavía le ha sido imposible demostrar en la práctica lo que recita de memoria en la teoría. "Estamos tranquilos", enfatizó una vez finalizado el encuentro. Los nervios de los protagonistas, durante todo el encuentro, vociferaron lo contrario. La impotencia, a medida que pasaron los minutos, les ganó la partida y un par terminaron fuera antes del tiempo reglamentario. Después la culpa fue del árbitro, del sistema del rival, del agotamiento, de la suerte esquiva.

Un condimento extra condicionará el corto plazo. El tan temido arrastre presionará las clavijas de un dispositivo endeble, a un tris de colapsar. Los treinta y un puntos ya son historia; sin embargo, la orfandad de fútbol se ha convertido en un estigma de presencia palpable. La afición está saturada del palabrerío embriagador que hasta ahora sirvió para oxigenar una gestión herrumbrada pero dispuesta a todo por perdurar. Los primeros indicios de cortocircuito se corporizaron en un coro de advertencia. Si el último lazo se rompe, la falsa pertenencia entrará en zona peligrosa. La infinita paciencia de las gradas contrasta con el delgado cordel que sujeta la sintonía fina de la dirigencia a las entrañas de la cabecera local. No sea cosa que el hilo se corte por donde se cree más grueso.


APOSTILLAS

Cría cuervos. Le está costando conciliar el sueño al excelentísimo señor presidente. La cuarta fecha y la tensión con la banda que anima la fiestita lo mantienen en vela toda la noche. Para aliviar la situación está pensando seriamente en la posibilidad de un incentivo extraordinario. Mejor romper el chanchito antes de que se desboque la manada.

Figurita decorativa. Buena parte de la afición todavía se pregunta cuáles son las funciones que desempeña el secretario técnico, aparte de viajar con el plantel en el transporte oficial y de ocupar un lugar preferencial en el palco. Por lo pronto él ya sacó los timbos italianos del plato. Las incorporaciones fueron una decisión de todos y todas.

Agua bendita. Conmovedora la imagen del guardameta elevando una plegaria al cielo bajo los tres caños. Aunque a muchos los dejó un tantito confundidos. No supieron dilucidar si estaba encomendándose al asesor esotérico del plantel profesional, a algún pai umbanda o simplemente a la diosa fortuna. Lo cierto es que sus rezos fueron escuchados.

Temporada de premios. El delantero enclenque sigue sorprendiendo. No sólo lleva más minutos lesionado que transpirando la camiseta, sino que también ofrece actuaciones de alto impacto emotivo. Primero fueron lágrimas, ahora un golpe con espectacular caída. Lástima que no convenció al hombre de negro. Lo del tobillo es una especie de "bonus track".

domingo, febrero 12, 2012

Rezo por vos

En los instantes previos al inicio de una nueva ronda de ilusiones, la expectativa pica en punta relegando a la desazón. Luego de un cierre de año que destapó un pasivo colosal y una pretemporada que acarreó el indiscutible sello de la falsa pertenencia, la afición se prepara para encapsular la memoria reciente y volver a involucrarse con los colores en la lucha por los puntos, dejando atrás las barrabasadas del impresentable vice -un clásico de cada verano-, los monocordes extravíos del conductor, las vomitivas declaraciones del excelentísimo señor presidente -otro clásico de cada receso- y las arrastradas del parodismo rentado como si fueran pinceladas de color en el mapa de una cotidianidad asumida.

Las cuestiones que se han hecho costumbre para mantener entretenida a la gilada -y que apenas alcanzan para la chanza pasajera-, intentaron animar un recreo estival soporífero, vacío de novedades relevantes. Ni los primeros pasos del flamante secretario técnico -con patinadas incluidas-, ni las desteñidas y dudosas incorporaciones -tal y como dictan los lineamientos del modelo-, ni los desabridos amistosos con rivales de poca monta, ni las edulcoradas manifestaciones de los protagonistas, ni el pertinaz bombardeo mediático -a cargo de los serviles de siempre- anunciando humaredas varias, nada alcanzó para agitar las densas aguas de una realidad en permanente estado de indefensión.

El tinte decadente que hace un tiempo colorea al fútbol vernáculo, gracias a una dirigencia inepta y corrupta que supo convertir a las instituciones en agujeros negros dependientes del dinero público, volverá para definir destinos de cielo o infierno. La sangre y luto espera confiada en un futuro sin ensañamientos, a pesar de lo poco que ha demostrado a la hora de desentrañar en la práctica la fábula de la retórica. Mientras tanto, las gradas, lupa en mano, se encargarán de analizar cada movimiento, a la espera de las respuestas tantas veces anunciadas con una soga a mano, por si hace falta linchar alguna promesa descarriada. En medio de un agotamiento prolongado, mejor ni sospechar lo que sería capaz de engendrar la eterna frustración.

jueves, febrero 02, 2012

El que espera, desespera

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