sábado, junio 09, 2012

Calentando el ambiente

Dos cuestiones de suma importancia para buena parte de la afición removieron el avispero durante los días sin competencia. Un desinteresado gesto dirigencial, y el consecuente traspaso de un momento histórico para un día hábil, y las ofensivas declaraciones de un -hoy ex- jugador del club. No hay nada peor para quien se precie de incondicional con los colores, que le ninguneen al máximo ídolo y que un acogido bajo la centenaria bandera le ultraje la pasión. Ambos temas derritieron las gélidas horas sin fútbol, generando un debate con profundo sentido de pertenencia entre los más afectados. Resulta lógico que a tres fechas del final, enfrascados en la lucha por no descender en las ubicaciones más allá de mitad de tabla, lo trascendental pase por vías colectoras.

Con el excelentísimo señor presidente lengüeteando las mieles que chorrean del frasco de la obsecuencia, los simpatizantes pusieron el grito en el cielo por considerar que la prioridad siempre los deja colgados del alambrado. Semejante pataleo contrasta con la pasividad con que asisten a los desmanejos económicos que están poniendo a la institución contra las cuerdas. Tal vez el despertador suene a la hora en que comience el delineado del plantel para la próxima temporada. En tanto, así como cuando arribó el joven secretario técnico -virtualmente desaparecido- y los serviles a sueldo se encargaron de tirar nombres imposibles, los que repiquetean por estos días, todos viejos conocidos de la casa, se han transformado en la vitualla ideal para saciar a nostálgicos y afines.

Por el lado del sotreta de turno -siempre aparece alguno cuando expira un semestre-, no resultó tan hiriente el contenido de sus dichos como la trascendencia pública que cobraron en un contexto donde las apariencias mandan. La imagen de entidad modelo, aunque atravesando una coyuntura un tantito apretada al igual que cualquier potencia del viejo mundo, no puede verse empañada por las apreciaciones de un fiasco que, según el imaginario colectivo, debería resignar un fangote de billetes en compensación por los servicios no prestados. Mientras, aquéllos que propiciaron su llegada, como la de tantos otros matungos, se enconden tras las decisiones ejemplificadoras en resguardo del buen nombre y honor de los injuriados. Hipocresía en estado puro.