martes, marzo 09, 2010

Otro muerde el polvo

Un empate con el último y un par de derrotas consecutivas han conseguido trastocar la cosmovisión de quien días atrás afirmaba muy seguro: “Vamos por la gloria”. Ahora resulta que el mismo personaje que decía estar “muy comprometido con Colón” en tiempos favorables, ante la primera racha negativa amaga con dejar plantada a la institución con la que hizo los negocios más rentables de su corta vida como entrenador profesional. ¿Qué pasó? ¿Unos pocos resultados adversos pueden cambiar de golpe los objetivos que estaban clarísimos a comienzos de año? ¿Cómo es posible que, de repetir hasta el cansancio la palabra “revancha”, se haya pasado a “entregados” en un abrir y cerrar de ojos? Algo no está bien.

Y como cada vez que ocurren estos traspiés futbolísticos, los rumores se dispararon cual saeta endemoniada. Que hay problemas por los premios, que se adeudan los partidos de la copa, que hay cortocircuitos entre los jugadores que trajo el dt y los referentes veteranos, que los purretes desplazados están con bronca, que los históricos no comparten los cambios constantes, etc., etc., etc. Lo cierto es que anoche, ante un rival muy inferior, el equipo demostró estar lejos del nivel que alguna vez alcanzó. Y definitivamente, los movimientos permanentes ya no dan el mismo rédito que antes. Se lo vio errático, lento, carente de ideas, sin variantes; frágil atrás, intrascendente en el medio y estéril adelante. Un combo fatídico.

Acusar un remezón de lo sucedo tras la cordillera suena demasiado simplista. Lo acertado sería pensar en un desgaste físico y mental de los protagonistas y un hastío de parte del cuerpo técnico. Por otro lado, la cuestión económica siempre juega un papel importante, especialmente entre quienes se creen merecedores del oro y el moro. Aunque se haya arreglado el tema con antelación, en determinadas circunstancias, los intérpretes tienen en sus manos el poder de la exigencia. Tal vez éste no sea el caso, pero no hay duda de que todos los que llegaron intoxicados por el humo quemero quieren formar parte del espectáculo; una presión extra para el entrenador que hoy se ve enredado en una telaraña que él mismo tejió.


APOSTILLAS

Gran hermano. Quien cree que un stopper es una marca de zapatillas y un líbero un programa de tv por cable, le dio su aval al coach para que aplique cirugía mayor. Si los referentes no rinden, afuera. Un vía libre algo arriesgado, considerando que los veteranos fueron los artífices de los logros que tanto lo enorgullecen. ¿Se animará el dt a empuñar el bisturí?

Prosa otomana. “No hay ninguna alarma, no me fastidien; hasta la fecha catorce no se sabe nada, todo lo demás que se diga es verso”, dijo en la semana, olvidándose que fue él quien desplegó las alas y echó a volar antes de tiempo. Ahora, para salvar la ropa le apuntó a sus dirigidos: “Intentaremos ver cuál o quién es el problema”. ¿Qué le dirá el espejo?

Tibio, tibio. Consultado el goleador histórico sobre los dichos del técnico, no fue lo suficientemente enfático en defensa de su continuidad. Primero, con un “y… si no encuentra respuestas…”, la dejó picando. Después, el “a nosotros nos dolería que se vaya” no sonó muy convincente. Si la cosa no se normaliza, en la décima, el equipo lo arma él. ¡Atenti!

La Destacada:

Se pisa solo. La consigna es desdramatizar la situación, haciendo hincapié en los mínimos logros del pasado reciente y en la comunión de todos los involucrados, pero siempre elevando la figura del primer mandatario a la enésima potencia. “Yo puedo dar fe de que el presidente está en todos lados”, argumentó, para describir el grado de acompañamiento que el “biondo gnocchi” le dispensa al plantel y al cuerpo técnico, en éste y en todos los momentos. Sin embargo, tanta obsecuencia puede resultar contraproducente. Si invierte tanto tiempo en ejercer su investidura, una pregunta brota por sí sola: ¿de qué vive el fenomenal estadista?