jueves, enero 14, 2010

Vidrio en la arena


Desde un rincón, pasando el discurso en limpio, se deslizaron epítetos tales como: mentiroso, sin ética, desconsiderado, apretador, oportunista y especulador. Desde el otro, con el tono de costumbre, se escuchó: “No hay que dar por el pito más de lo que el pito vale”. La despectiva respuesta del segundo no hizo más que inclinar la balanza hacia el reclamo del primero, pilar fundamental de la campaña con la que se ha llenado la boca el mismo que hoy lo defenestra. A pesar de haber tomado una riesgosa decisión, el desenlace le daría la razón. En ciertas ocasiones, devolver un poco de lo recibido puede dar resultado. Gracias a la ebullición de la disputa, el férreo defensor está cerca de cambiar los aires santafesinos por alguna brisa porteña.

¿Colón ganó? Sí, desprestigio. Como en cada conflicto que se desata, el primer mandatario sólo “cancherea” de la boca hacia afuera, apoyado por sus rastreros adláteres que encubren, distorsionan y manipulan la información creyendo que buena parte de la afición posee un nivel intelectual subterráneo. Crucificar al jugador con la misma cantinela de siempre –ni siquiera son capaces de cambiar la perorata– cuando ellos viven de la institución –y también vacacionan–, resulta vergonzante. Afortunadamente para uno y lamentablemente para otros, la opinión pública ya sabe quiénes quedaron en ridículo y quién está a punto de salir airoso de la situación, entre otras cosas, porque ciento sesenta mil verdes representan apenas unas migajas.

Vale recordar que en abril del año pasado, el marcador central ofreció una importante rebaja en la cotización de su pase para que la institución pudiera comprarlo y hasta aceptó el pago en cómodas cuotas. Es cierto que el tema de la edad es un condicionante, pero para la dirigencia no lo fue en otros casos. Hace poco, el excelentísimo señor presidente declaró que le gustaría contar con el segundo capitán –uno que va rumbo a los treinta y uno– hasta el dos mil trece, y están llegando a préstamo un viejo conocido que acusa tres décadas largas, y un chiste que anda por los treinta y cinco. Así las cosas, en lo futbolístico, habrá que cuidar la cuestión física de un plantel entrado en años; y en lo institucional, algunos deberán aprender a cerrar el pico. Dos colegas se la pueden cobrar.