martes, diciembre 01, 2009

Tiro al negro

Una derrota indiscutible y un final bochornoso. Es cierto, había mucho en juego y sin lugar a dudas, sobre el césped se dejaron jirones de vida, pero el rival fue superior y se llevó como premio lo que vino a buscar, mientras el sabalé quedó herido de muerte. Lo lamentable, más allá del resultado, es que ni los protagonistas ni los simpatizantes que colmaron el Brigadier se merecían semejante colofón. El topetazo del capitán al árbitro, el rostro desencajado del goleador histórico, quien insultó al hombre de negro durante los noventa minutos, y hasta el arquero, quien pareció separar para ser el primero en trompear al indefenso juez, dejaron grabada en las retinas de todos una imagen que no se condice con la presente campaña.

La pregunta del millón sería ¿por qué la dirigencia aceptó que un partido de tanta trascendencia fuese dirigido por un personaje que desprestigió a la institución mediante controvertidas declaraciones, posteriormente negadas? Llama la atención que el excelentísimo señor presidente, quien en cuanta ocasión se le presenta alardea con ser hombre de consulta del pope máximo de la asociación madre del fútbol argentino, no haya siquiera cuestionado la designación de una figura que acusó al equipo de ir para atrás en la sexta fecha del clausura dos mil siete y dejó picando la duda del soborno en aquélla definitoria de junio del dos mil ocho. ¿Acaso tuvo algo que ver esa máxima tan popular que habla de “la cola de paja”?

Una vez consumados los hechos queda claro que las consecuencias pueden ser nefastas para las aspiraciones del rojinegro. Y eso deberían saberlo los profesionales que cada fin de semana se calzan la sangre y luto, esos que a veces son beneficiados y otras perjudicados por los fallos arbitrales, esos que se quejan de las simulaciones pero resultan ser diplomados en simulación, esos que saben perfectamente cuál es el nivel del referato doméstico y aún así no modifican actitudes rayanas con el infantilismo más agudo. No es novedad, finalizado cada capítulo del torneo, las quejas y reclamos hacia el sistema dominan la escena; sin embargo, a la hora de poner las cartas sobre la mesa sólo se escuchan vítores y aplausos. ¿Será porque en definitiva “todo pasa”?


APOSTILLAS

Aviso clasificado. Al iluminado primer mandatario le está faltando un operador de prensa en la capital porteña. Con el amigote del entrenador no le alcanza. Si bien los lambiscones vernáculos cumplen con creces la función por la cual reciben unos suculentos dinerillos, sus influencias terminan abruptamente en la autopista. ¡Con el material autóctono se queda corto!

Enredado en su telaraña. El dt está pagando cara su adhesión al verso de las inferiores. Ahora resulta que los titulares están fusilados físicamente ¿y no hay recambio? Hace apenas unos días el impresentable vice dijo: “Se hace necesaria la participación en la copa para mostrar la cantidad de pibes que están surgiendo y precisan minutos en primera”. ¿En qué quedamos?

Lo tienen atragantado. ¿Qué es lo que sabe la dupla animadora de los mediodías enredados y no dice por falta de pruebas? Desde que se conocieron las pasadas y urticantes declaraciones del árbitro que animó la fiestita anoche, vienen machacando con la corrupción que alimentan los dirigentes del fútbol argentino. Lo que se dice en general, suena demasiado en particular.

Peligro de incendio. Afirmó el chupalerche primero, respecto del presente sabalero: “Antes de hablar de frustración o de fracaso me quemo la lengua”. Aunque lo correcto hubiera sido decir, como reza el costumbrismo, “me corto” la mencionada –fuera de la pelotita no pega una–, debería tomar precauciones porque puede perder la sin hueso en cualquier momento.