miércoles, agosto 26, 2009

Cuestión de interpretación


O de tergiversación. O de manipulación. O, tal vez, de mentira lisa y llana. La semana pasada, en las mañanas obsecuentes, el chupalerche primero comenzó a tirar, por capítulos, como para mantener vivo el suspenso, la data acerca de una nueva resolución del juez que entiende en el concurso de acreedores iniciado por la institución rojinegra allá por el año 2006, que ratificaría el fallo de primera instancia por el cual sólo se le reconocía a la Administración Federal de Ingresos Públicos una cifra muy inferior a la reclamada. Noticia que más tarde salió en el pasquinejo vernáculo bajo el título “El juez ratificó la deuda con la afip”, según la cual el magistrado le admite al ente recaudador una acreencia de ocho millones de pesos de los veintisiete que, en su momento, fueron verificados por los representantes del organismo.

Pues, ni lerdo ni perezoso el director regional de la repartición pública, salió a desmentir la versión que “fue dada a conocer por medios de publicidad (sic) de nuestra ciudad, medios tanto escritos como orales”. De acuerdo a sus dichos, “el fallo reciente del juez nos está reconociendo unos diecinueve millones de pesos aproximadamente”, de los veintisiete reclamados. También confirmó que parte de esa deuda Colón la está cancelando, en cuotas, a través de adhesiones a diferentes regímenes de pago. Consultado acerca de si esta administración ha generado nuevos incumplimientos, el sabueso vernáculo señaló: “Actualmente estamos realizando otra inspección que está determinando una deuda importante porque se continúa aplicando un mecanismo de retención en forma insuficiente del impuesto a las ganancias”.

Esta nota, puesta al aire el pasado sábado por la emisora peroncha, dejó al descubierto la desvergonzada distorsión de la información que practican el pelele mayor y sus dos secuaces a instancias de la dirigencia. Si no hubiera sido porque finalizaba la semana hábil, al decir de estos periquitos oficiosos, tanto la afip como los acreedores particulares incluidos en el proceso concursal iban a terminar debiéndole plata a la institución del barrio Centenario, gracias a los buenos oficios del “biondo gnocchi”, por supuesto. Las huestes del maestro completaron por estos días la mala nueva: la deuda acumulada por la falsa pertenencia con el fisco, durante tres años de gestión, ascendería a cuatro millones de pesos que, más intereses, rondaría la friolera de los siete palitos. A todo esto, los mediodías enredados guardaron un sugestivo silencio.