
Comienzo calcado. Colón arranca este torneo igual que el anterior. Primera fecha, un empate; segunda y tercera, sendas victorias. Los mismos desenlaces, las mismas declaraciones y los mismos análisis. Y para algunos –los menos, claro está–, las mismas desmedidas ambiciones, fruto de la inicial atmósfera triunfalista. Sin embargo, un interrogante –cuando no– sobrevuela la, hasta el momento, próspera cosecha. ¿Podrá superar el ciclo ascendente y descendente que empeñosamente reproduce? La clave está en el aspecto futbolístico. La deuda pendiente es alcanzar un equilibrio en el nivel de juego que le permita sostener, con fundamento, los buenos resultados. Aunque, quizás, sería entrar en el terreno de la extrema exigencia.
El resultado del sábado no merece la más mínima discusión. Colón fue superior a su rival, con una fórmula simple, pero infalible: efectividad, adelante, y firmeza, atrás. El punto flojo está en el medio, donde hay mucha voluntad pero nada de calidad. Si bien es cierto lo que dice el dt –"no tenemos grandes figuras para jugar diferente"–, los nombre rutilantes no garantizan nada. Ejemplos sobran. Por lo tanto, ésta no es más que otra de las tantas excusas que figuran en su interminable catálogo discursivo. A este plantel lo armó él, si no consigue imprimirle un mínimo toque de buen fútbol pues entonces habrá fracasado en el intento de figurar del lado de los líricos exitosos, chapa con la que llegó a SF de la mano de la conocida turba de obsecuentes nativos.
El desafío, entonces, se mantiene intacto. Superar las producciones anteriores y afirmarse en la tabla; porque, atendiendo a los dichos del entrenador, el negro no está para grandes logros, aunque los primeros números sean positivos. Así las cosas, habrá que elevar plegarias al profeta para implorar por la integridad física y la contención verbal del goleador histórico y por la continuidad del acertado rendimiento del arquero y la defensa. El resto, tirará hasta donde pueda. Ante semejante panorama, sería bueno tener en cuenta que hablar de las aspiraciones del sabalé –como algunos ya vociferaron sin ponerse colorados–, no sólo es prematuro sino también irresponsable. Para la afición, por ahora, lo importante es sumar y punto.
APOSTILLAS



