sábado, septiembre 30, 2006

Robo en el Brigadier


Los tres puntos deberían haber quedado en Santa Fe Capital. Anoche, Colón fue claramente perjudicado por un fallo equivocado. La dirigencia colonista no puede, ni debe, aceptar mansamente este tipo de arbitrajes. Así como los clubes poderosos defienden sus intereses en el lugar que corresponde –la Afa–, las autoridades sabaleras tienen la obligación de protestar, en forma oficial, las injusticias que ciertos señores de negro cometen cuando se trata de clubes que no pertenecen a la elite porteña. Es primordial recuperar el respeto perdido en el seno de la entidad madre; para eso hay que moverse con astucia y firmeza. Condiciones que a algunos miembros de esta cd no le faltan.

En la cancha, a pesar de haber sumado sólo un punto, se vio un equipo más afirmado. De la mano de un técnico que sabe, hasta los muertos reviven. Falta mucho por corregir, pero las perspectivas han cambiado; en algunos jugadores la recuperación es más que evidente, lo que permite vislumbrar un futuro menos comprometido. Con un dt que entiende cómo llevar un grupo, que conoce dónde ajustar para levantar ánimos caídos, que sabe explotar lo mejor de cada uno, que estudia con detalle al rival para atacar sus lados flacos, que maneja con criterio tácticas y estrategias, que no deja nada librado al azar, resulta comprensible el paulatino crecimiento del once rojinegro.

La inesperada llegada de Rivarola, además de jerarquía, va a darle mayor seguridad al equipo. Un jugador importante, con presencia, que –¡aleluya! – va a dejar en el banco al peor refuerzo que llegó a la institución del barrio Centenario. Ahora sí, el plantel puede considerarse más equilibrado; con Tombolini en un nivel aceptable; con la defensa ordenándose de a poco; con un mediocampo luchador y creativo a la vez; y con una delantera, aunque todavía intermitente, en actitud perseverante. No es saludable voltear la mirada hacia atrás, pero… ¿qué posición ocuparía hoy Colón si JCF arrancaba desde el inicio del campeonato?

En fin, lo hecho, hecho está. Lo que no puede volver a repetirse es la violencia, que parece empecinada en no abandonar el Brigadier. Mientras las imágenes de vandalismo en el mismo escenario, vengan de donde vengan, sigan dando vuelta por todos los medios del país, no cesará la vergüenza que provoca ser testigo de un espectáculo que nada tiene que ver con la fiesta del fútbol. Y en el reparto de responsabilidades directas, no sólo le cabe el repudio generalizado a una policía inepta; la institución, si paga por un servicio mal prestado, también incumple con su obligación de resguardar la seguridad de “todos” los asistentes al estadio. El lamento posterior, la declamación vacía, no sirve si el nombre del club sigue viéndose involucrado en los incidentes nuestros de cada fin de semana.


APOSTILLAS

El pasquinejo local ahora quiere quedar bien con la afición sabalera, desparramando lisonjas a troche y moche. Un consejito… ¡seguí participando!

El problema de la visita fue con la policía, sin embargo descargó tensiones destrozando instalaciones locales. ¡Marche una factura con destino al Parque Independencia!

JCF se enojó con reportero inquisidor. Ante consulta acerca del tardío ingreso de Bravo, sin ponerse colorado, le espetó: “En la próxima te llamo a vos para que decidas los cambios”. Shhhhhh

Reafirmando la confraternidad existente entre las hinchadas, los visitantes degustaron, gratarola, sabrosos choripanes en tenedor libre sabalero aledaño. ¡Eso sí es hospitalidad!