
Los científicos no han logrado ponerse de acuerdo; la literatura, sí. El fenómeno del "ignis fatuus" suele utilizarse como metáfora de la ilusión inalcanzable. Las leyendas sobre estas misteriosas luces suelen ubicarlas, cuando baja el sol, en antiguos cementerios o por terrenos pantanosos y húmedos. Se dice que retroceden ante la presencia del hombre, que se balancean en el aire erráticamente y que duran varios minutos, conservando su forma y tamaño mientras se mueven de un lado a otro, incluso contra el viento. Es así. Esta temporada, de ilusiones vivieron unos cuantos. La cd, creyendo que el dt hacía magia. El dt, creyendo en su infalibilidad. Los jugadores, creyendo en el verso del dt. Y la afición creyendo en todos.
A lo mejor, habría que darle crédito a lo que la experiencia viene dictando desde hace rato. Es imposible armar un proyecto sustentable con un tipo que no es de la casa. Mucho menos con alguien que extraña a la familia, que extraña al club de sus amores, que extraña las luces porteñas y que poco se preocupa por conocer la idiosincrasia local, aunque en el discurso pretenda demostrar lo contrario. Colón necesita un entrenador que lleve sangre rojinegra en las venas. Un verdadero cultor de la identidad sabalera. Un laburante que sepa imponerle un perfil característico al equipo y, de una vez por todas, con una base de jugadores del club. Las alternativas que puedan presentarse harán las veces de parches remendando convicciones.
A la luz de los acontecimientos, el resultado de ayer pareció darle pie al entrenador para instalar la idea de su partida como una posibilidad latente. Por otra parte, el instigador de este proceso se retiró de la cancha mascullando bronca, intuyendo el eventual desenlace. Aunque muchos hagan fuerza, el castillo parece derrumbarse junto con la quimera de los veinticinco puntos. El último partido es sindicado como clave. Una derrota, si la dirigencia no renueva las promesas del oro y el moro, sellaría el fin de otro ciclo mediocre, sin proyección de futuro. De todas maneras, si la situación llegara a revertirse, tampoco habrá tranquilidad asegurada porque los recortes deberán ser muchos y variados. El corto plazo se vislumbra tumultuoso.
APOSTILLAS



