lunes, julio 25, 2011

Rescate emotivo


Mientras los coletazos del papelón de la celeste y blanca apuntan a su próxima víctima, quien hace poco afirmó, muy orondo, en su éter preferido: "El tema de Batista (su confirmación al frente de la selección) lo gobernamos entre los dos (el don y él, por supuesto)", y hoy blande el hacha justiciera porque la participación del combinado de estrellas en el evento continental "se puede leer como un fracaso deportivo", apila caras nuevas con vistas a la temporada venidera. Cinco defensores se suman a los siete que, tal y como ilustra la web oficial, todavía forman parte del actual plantel. Si bien es cierto que el equipo arrastra un serio déficit en la retaguardia, semejante superpoblación no se justifica, salvo que el aire viciado siga copando la parada. ¿Y la tan mentada "limpieza"?

Las nuevas amistades cosechadas gracias a su reciente roce internacional, portadoras de oscuros antecedentes, le han acercado un par de refuerzos con aroma a combo en oferta. El lateral pinta bien; sin embargo, el delantero llega con un pasado exitoso pero un presente lleno de dudas, marcado por poca actividad y lesiones complicadas. Como si esto fuera poco, sus últimos meses en la península los pasó peleando el descenso. Otro que viene de salvarse en la misma liga es el zaguero central que supo militar en una institución envidiosa. Como buenos operadores paraoficiales, los medios vernáculos sólo mencionan los logros de antaño, obviando la actualidad de los importantes nombres que van llegando con una mochila cargada de jerarquía; no sea cosa que los tilden de aguafiestas.

Por la zona media aparece lo que, en principio, podría considerarse como la incorporación más auspiciosa. Quejoso de la primera, habrá que ver si la última andanada satisface al goleador histórico; por lo menos para compensar, en cierta medida, el malestar que lo llevó a plantear su disgusto, inclusive con el entrenador impuesto por el primer mandatario. Lo cierto es que ninguno de los recién llegados recala por expreso pedido del eterno «ito», quien sólo se limitó a tirar sobre la mesa una obviedad -"hay que reforzar todas las líneas"-. El mismo chupalerche primero, en su afán por dejar bien sentada su vocación de tapete, dejó al descubierto la trama del manejo personalista. Las gestiones por el atacante oriental estaban guardadas bajo siete llaves; no lo sabían ni los dirigentes ni el conductor del grupo.