martes, marzo 18, 2014

Remordimiento cero

El sorpresivo y prolongado liderazgo, ahora compartido, es sólo una anécdota. Los protagonistas saben que el objetivo está centrado en conservar la categoría y que a fin de lograrlo, sumar puntos, como si fuera un serio aspirante al título, resulta parte esencial del plan. Para alcanzar el propósito no importa cargar con el mote de equipo mezquino; a esta altura, la lucidez en el juego está fuera de discusión. De todos los que pasaron, el actual entrenador es el único que ha sabido diseñar un esquema que, a contramano de lo establecido, funciona a partir de un poder defensivo casi sin fisuras. El único problema reside en saber si con tan poco alcanzará para llegar al final del certamen con la tranquilidad del deber cumplido.

Cederle la iniciativa al rival, morderle los talones durante los noventa minutos y depender de una corrida de los ligeritos, a priori, no parece una estrategia demasiado convincente ni efectiva; sin embargo, es la que mejores resultados ha dado teniendo en cuenta el material a disposición. Si bien los tres últimos empates marcan una tendencia al estancamiento, el solo hecho de cerrarle el arco a la ofensiva rival infiere un mérito que permite la ilusión de volver al triunfo en cuanto la justeza en el pase final al arco se decida a regar el terreno yermo por donde pisan los delanteros. Nadie puede juzgar, mientras sean lícitos, los métodos. A lo largo de la historia hubo estilos para todos los gustos.

Está claro que este arquetipo no se corresponde con el que predominó en la biografía de quien supo abastecer a los grandes. Si bien hay situaciones que de tan añosas parecen no haber ocurrido nunca, la trayectoria indica que los modelos extremadamente defensivos nada tienen que ver con el paladar negro que distinguió a la afición en épocas mejores. La prioridad es permanecer, sin cuestionar la fórmula empleada para sellar la intención. Si la calidad no aparece, pues bienvenida sea la garra. No importa si las dos cosas hoy no van de la mano, el himno no va a presentar objeción. Mientras las chauchas se sigan pelando en primera división, siempre va a haber tiempo para recuperar la memoria.


APOSTILLAS

Guarda que quema. Más allá del contundente informe de la comisión sumarial, las malas lenguas aseguran que la dirigencia estudia, a sugerencia del don, negociar el envío a la justicia de la falsa pertenencia a cambio de recuperar los seis puntos. Cualquier investigación a fondo de los manejos del ex primer mandatario salpicaría al pope de la asociación madre y nadie parece dispuesto a manchar el traje del hombre fuerte del fútbol vernáculo.

Sinceridad brutal. No se anda con vueltas. Es el primero que reconoce lo poco que tiene y lo que puede dar. Hasta el momento, con pobreza franciscana le bastó para sumar y sorprender. "Nosotros somos esto, no nos sobra nada", dijo al vanagloriarse del empate con el último campeón. Mientras las uvas sean dulces, le lloverán elogios; habrá que ver cómo se transforman las lisonjas si llega la época de la fruta rancia. Por ahora, no sobra pero alcanza.

Ciudadano ilustre. Después de haber sido blanco de las más feroces críticas como consecuencia del primer traspié en el torneo, el guardameta pegó un salto a lo alto del podio y se convirtió en un dechado de virtudes, un baluarte dentro y fuera de la cancha. Referente por experiencia y trayectoria, desde el vestuario destacan la ascendencia que tiene sobre la purretada, su tranquilidad para enfrentar el momento y su atildada visión del juego. Reivindicado.

Patada al hígado. El reporte que puso en su lugar a la banda en fuga dejó en orsai al parodismo vernáculo cómplice. Descolocados ante la lapidaria evidencia, quienes solían hacerse encima cada vez que hablaban de los sumariados, se refugiaron en un silencio inédito en los anales del medio. Para colmo, el chupalerche primero se quedó con las ganas de la exclusiva con el jefe de la presunta asociación ilícita, quien prefirió a los porteños para romper el silencio. Cartón lleno.