viernes, julio 11, 2008

¡Me engañaste, me mentiste!


Totalmente comprobado. Con esta dirigencia cualquier cosa puede pasar. Sin embargo, podría decirse que, a fuerza de golpes, algo aprendió. En estos dos años de escalofriante gestión, y haciendo gala de una astucia descarada, el "biondo gnocchi" ha sabido sacar provecho de las peores situaciones. Así como logró convertir en un triunfo la pelea por zafar de la promoción, ahora, con el "caso MB" acaparando el centro de la escena, aprovecha la circunstancia –lo extraño es que sin demasiado dramatismo– para transformarse en el adalid de una heroica causa: evitar la sangría del fútbol argentino. Ocasión que lo coloca en el terreno donde más le gusta pastar. ¡Exposición a morir!

Y no está solo en la meritoria empresa. El parodismo vernáculo, fiel a su costumbre servil, ha hecho suya –como tantas otras– la palabra "ingratitud" con la que GL condenó de por vida a un pibe que sólo obtuvo, de parte de las autoridades de turno, indiferencia primero y desprecio después. No debería asombrar. Alguien, alguna vez, tenía que devolver el cachetazo; reivindicando al incontable número de valores anónimos que pasa sin pena ni gloria por las inferiores del club; reivindicando a los tantos cracks en potencia que cada temporada son bastardeados en favor de mercenarios que esquilman a la institución sin dejarle nada, o en favor de mini estrellas en busca de vidriera.

Párrafo aparte merece la afición, que por estas horas se siente traicionada en lo más profundo. Quizás, despojarse de todo sentimentalismo artificioso, ayude a comprender. O tal vez, ponerse en el lugar del vil felón, quien vio la veta y no dejó pasar la oportunidad. Y esto no significa –como muchos se empeñan en hacer creer– que se desate una "catarata" de desertores. Aquí, el conflicto pesó a la hora de la decisión, porque es obvio que entre el jugador y Colón existían cuentas pendientes. El mal trato, el abuso constante, el relego perenne, dejan huellas difíciles de borrar. A lo mejor, cuando se respeten las inferiores, estos trances pasen a la categoría de anécdota.