lunes, noviembre 13, 2006

Pesadilla en lo profundo


Las voces fueron coincidentes y una sola palabra se llevó todas las adhesiones. Paulatina y lastimosamente, cada emocionado cántico de aliento fue transformándose en un lamento triste y resignado, hasta finalizar en una única y agónica expresión que resumió el sentimiento general: vergüenza. Miles de aficionados sabaleros, que ayer asistieron al Brigadier a manifestar su apoyo incondicional a los colores, salieron del estadio tratando de encontrarle una explicación a este inédito presente rojinegro y las conclusiones no parecen ser tantas ni disímiles. Entre las dos o tres que concentran la opinión mayoritaria, estaría la clave.

El entrenador, hasta aquí, ha hecho lo posible. ¿Cuánto más podría pedírsele considerando el plantel que recibió? Si bien desde algún costado se le reclama mayor agresividad en el planteo futbolístico, no cabe duda de que no se arriesga a más porque no tiene con qué; ninguno de los delanteros disponibles ha ganado su confianza durante los entrenamientos como para decidirse a plantar en la cancha una versión más ofensiva de su habitual esquema de juego. Aunque resulte difícil admitirlo, una sensación de frustración debe andar rondando por la cabeza del técnico. En algún punto, nadie esperaba una campaña exitosa pero tampoco este desagradable presente.

De los jugadores ¿podría decirse lo mismo que del DT? ¿Han hecho todo lo posible para sacar a Colón de esta situación? Quizá el error haya sido creer en sus aptitudes hasta el final para mantener firme la relación del grupo. Quizá el error haya sido respetar los códigos del ambiente anteponiéndolos a los resultados. Quizá el error haya sido no haber actuado antes con el rigor del borrador. Ahora, en esta encrucijada, faltando cuatro partidos para el final, no es fácil reconocer la salida. ¿Qué alternativa podría manejarse? ¿Jugar con la reserva y morir de pie con los pibes del club? ¿Cuál será la respuesta a tanta incertidumbre?

En el día de hoy JCF tomará una decisión. Reunido con sus colaboradores analizará la posibilidad de la renuncia. Es probable que el técnico resista un partido más para conformar a la dirigencia que, en una postura acertada, insiste en su continuidad. Pero no escapa a los análisis más fríos y profundos los efectos que para ambos lados puede acarrear la resistencia persistente. Con un Falcioni casi sin opciones, barajando la posibilidad última de echar mano a las inferiores, descabezando por completo al primer equipo, y unos directivos apoyando las decisiones en una jugada no apta para cardíacos. O no. Tal vez la despedida sea la elección lógica aunque las consecuencias puedan ser las mismas.


APOSTILLAS

“No hay mucho para decir. Se volvió a defraudar a la gente.” Esmerado enfrentó a los micrófonos con una acertada reflexión.

“Estamos preocupados y se nota en la cancha. El equipo entra a tratar de no equivocarse.” Tombolini resumió la impresión de todo el estadio. Incontrastable.

“No tenemos demasiadas palabras. Somos los principales responsables de esto.” Enría no anduvo con vueltas.

“Martes, nueve y media”, esas fueron las pocas palabras que el DT le dedicó a la prensa a la salida del vestuario. Así sea.