martes, marzo 15, 2011

El imperio de los sentidos

Todos buscan un culpable. La culpa es de los jugadores. ¿Y quién elige a los jugadores? La culpa es del técnico. ¿Y quién elige al técnico? La culpa es de los dirigentes. ¿Y quién elige a los dirigentes? La raíz de todos los males es fácilmente identificable. Antes y ahora. Si bien los reclamos y las broncas pertenecen al terreno de la lógica, algunos deberían intentar el ejercicio del mea culpa, aunque más no sea de cara al futuro. ¿Existe alguna forma de revertir la circunstancia? Como está planteada la realidad, no parece haber lugar para el milagro. ¿La solución pasa por cambiar la cabeza? Otro nombre sólo tendría asegurado el veranito de lo nuevo. La historia reciente cuenta que la mediocridad es un imán ineludible.

Parafraseando al ex, hay situaciones que se están dando por “decantación”. Tarde o temprano los apócrifos principios enarbolados por la falsa pertenencia iban a caer por su propio peso. Contratos largos a veteranos que hace rato cumplieron su ciclo. Pibes inmaduros tirados a la cancha para dar testimonio de una revolución inexistente. Decenas de incorporaciones improductivas. ¿A cuánto asciende el capital futbolístico del club? Una renovación a fondo resulta imperiosa. ¿Con qué sustento económico podría llevarse a cabo? Si nadie se perfila para ponerse el traje de salvador del semestre, el futuro puede avizorarse oscuro. La mentira se desgaja ante los perplejos ojos de la afición y los pedazos arrastran jirones de esperanza.

La comisión está preocupada porque se sabe sin salida. Una obra faraónica, un evento internacional, no alimentan el ánimo de la gente si el fútbol profesional avergüenza. Y está visto que tampoco sirven de escudo frente a los alaridos reprobatorios de cada fin de semana. Hoy, como en sus turbulentos comienzos, la plana mayor se aferra al “todo pasa” que le asegura la calma después de cualquier tormenta. Sólo es cuestión de pasar el mal trago atornillada a sus puestos. Después de todo, hace apenas tres meses que arrasó en las elecciones, gracias a la masa encandilada por una cortina de pirotecnia evanescente y a una multitud poco comprometida que sólo vocifera cuando los resultados brillan por su ausencia.


APOSTILLAS

In fraganti. La transmisión kaka dejó al descubierto otra mentira dirigencial. Según dieron a conocer los parodistas del fútbol para pocos, el último juvenil elevado a la categoría de crack, debutante absoluto en primera, fue “descubierto” por el progenitor de un ex delantero que huyó en términos poco agradables de la cordial. ¡No contaban con su astucia!

De amianto. El entrenador no quiso dar la cara y el goleador histórico tomó su lugar. Enfrentó a los micrófonos con la mejor cara de “hablo yo porque soy el único que se salva”, escudado en la hipócrita bandera del “todos somos culpables”. El “no lo entendemos o no lo queremos entender” sonó como un lapidario “queremos que se vaya”. Mensaje encriptado.

Astrología pura. Enfrascado en uno de sus tantos precisos y concienzudos análisis, el maestro dio su diagnóstico acerca de la experiencia europea de los dos baluartes que hicieron posible el crecimiento de la institución. “No tuvieron suerte”, dijo, cual erudito en la materia que guía los destinos de las personas. Ojalá los próximos consulten un oráculo antes de partir.

Acólito fiel. El encargado de contenidos de la web oficial cumple con esmero la liturgia impuesta por los mandos naturales. La portada de la página ofrece un simpático popurrí de informes acerca del fútbol neonato-infanto-juvenil, obras, convenios y demás anecdotario que hace a la rica vida de la entidad. No se le puede enrostrar falta de coherencia. De fútbol profesional ni mú.