
Horas previas al encuentro, haciendo gala de su habitual histrionismo, el dt sabalero aseguró, frente a medios porteños, tener la posta para ganarle al contrincante de turno. Al mismo tiempo, los mediocres obsecuentes que orbitan con denodado ahínco alrededor suyo, se jugaban a favor del empate. Uno, ambicioso, no dudaba. A los otros, mezquinos, el cuiqui los consumía. Por algo uno dirige la batuta y los otros la van de plomos de orquesta. Mientras tanto, la muchachada celebraba, con el ánimo por la estratosfera, la convocatoria a la selección muleto de los dos mejores exponentes de este momento rojinegro. Un aditamento especial que, sin lugar a dudas, sumó a la hora de salir a la cancha.
Sin embargo, y a pesar de la seguridad preliminar de AM, durante el primer tiempo no dio precisamente la impresión de que el entrenador hubiera acertado con el planteo y los intérpretes. Una vez rectificado el rumbo, la cosa viró hacia el terreno que más le gusta a la afición. Los cambios surtieron efecto, el engranaje se aceitó y todo comenzó a fluir con una sorprendente naturalidad. Con actitud, con fútbol, con toque y con convicción, virtudes que no deben escasear en un equipo que aspira a logros importantes. Y está bien aguantar, cuando el adversario insinúa superioridad; corregir, cuando el trámite se presenta desfavorable; y no perdonar, cuando la oportunidad es propicia.
El proceso fue duro, casi casi un vía crucis. Pero al final, con la paciencia como estandarte, la hinchada colonista pasó de consumir con angustia partidos de rivales directos por los promedios a devorar con ansiedad partidos de rivales directos por la punta. Así es este apasionante espectáculo. Ahora es tiempo de afianzarse. Colón deberá demostrar que algo aprendió de las malas experiencias pasadas, deberá demostrar la templanza necesaria para sostener el nivel alcanzado. Tendrá que aprender a manejar los nervios propios y los de la tribuna, especialmente cuando juegue de local. Tendrá que ser lo suficientemente inteligente como para enfrentar la presión de la cima. El premio puede estar al alcance la mano.
APOSTILLAS




BONUS TRACK: Como sólo él sabe