El carácter y la convicción futbolística que le posibilitaron cosechar diez de los doce puntos en juego en las primeras cuatro fechas, entraron en un peligroso rellano. La operación matemática que determinó dos de los últimos nueve disparó controversias en una afición que le había tomado el gusto a bajar la pendiente a toda velocidad. Y no existe nada más decepcionante, para quienes gozan conduciendo un bólido descontrolado sin cinturón de seguridad. que colisionar con la certidumbre de un obstáculo insalvable. Luego del empate, las discusiones circularon por el carril de las disyuntivas. Perder puntos por no renunciar a la búsqueda o ganarlos aplicando la ley de la mezquindad.
Es innegable que todos disfrutan de la consolidación de una idea determinada expuesta con criterio en cancha, pero la puja que enfrenta a la búsqueda permanente de la superación, aunque no rinda lo esperado, con la ansiedad por sumar resignando lo que sea necesario, acorrala el análisis teñido de pasión en un callejón sin salida. En el foco de la contradicción, el técnico fue el apuntado. Falta de reacción para cerrar el partido cuando el triunfo era un hecho consumado y lentitud a la hora de hacer los cambios. La defensa ancló en un páramo indefinido. Que sí pero no, que no pero sí. Conforme pero preocupado. Dudas, explicaciones poco convincentes, reflejos del desconcierto.
Por su parte, los protagonistas coincidieron en minimizar los síntomas de alarma. Se negaron a hablar de "bajón", prefirieron llenar el espacio vacío con conceptos tales como "errores" y "bronca". De todas maneras, fue imposible ocultar la inquietud del momento, especialmente por lo que el corto plazo les tiene reservado. No es buen momento para titubeos, salvo que el inicio haya sido producto de un envión anímico sin una verdadera base sustancial. Para el entrenador, la más mínima sospecha es un problema. Si el rendimiento sufre una retracción en estas instancias, la historia menos añorada corre riesgo de repetirse. Los próximos rivales serán la medida para encuadrar el futuro.
APOSTILLAS
Pasadizo secreto. No todo es un lecho de rosas, en ocasiones el crecimiento trae aparejadas consecuencias desagradables. El excelentísimo señor presidente sigue preocupado por los colados que no le permiten recaudar lo suficiente para retener a los buenos valores de inferiores. Algunos sospechan que la sideral cifra que tiró se escapa por otro lado.
Se viene el estallido. Durante el fin de semana, los rumores corrieron como reguero de pólvora. Problemas de cartel entre goleadores históricos habrían causado la renuncia del joven secretario técnico. Sin necesidad de contar con palabra oficial alguna, el pasquinejo vernáculo se encargó de desmentir cualquier mala nueva. La casa está en desorden.
Pelotazo en contra. Otra vez la artillería pesada apuntó al guardameta. Las voces más críticas no dejan de reclamarle mayor compromiso y decisión a la hora de enfrentar a un rival con intenciones "non sanctas". Cuando el arco resulta violentado sin encontrar demasiada resistencia, sus condiciones técnicas quedan en el ojo de la tormenta. Ojo al piojo.
Diamante en bruto. El purrete no sólo es habilidoso, también es sincero. Primero hizo un golazo y después se responsabilizó por la jugada que terminó en el empate del local. Las veces que enfrentó los micrófonos demostró aplomo y sensatez, dos cualidades que lo destacan entre el piberío que anda en la pavada. Si no descarrila, le espera un porvenir promisorio.
martes, septiembre 18, 2012
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