jueves, mayo 07, 2009

Alta suciedad


En el mundillo del espectáculo popular por excelencia nadie ignora que la designación del diez como director técnico de la selección nacional se fundamentó en tres tipos de razones. Asignándoles un porcentaje, sería algo así como un cincuenta por ciento económicas, un veinticinco por ciento sentimentales y otro tanto futbolísticas. Las primeras, si bien son de público conocimiento, entran en el terreno del oscuro tabú, no se mencionan pero todos conocen su existencia. El circo maradoniano mueve mucho billete y la entidad madre no es tonta, sólo hay que saber ponerle límites. Los restantes argumentos, para la mayoría, no admiten discusión. Para los menos, resultan insuficientes ante tamaña responsabilidad.

Lo cierto es que junto con el endiosado se desplaza una caterva de personajes, encabezada por su ex y parte de su círculo de amigotes más íntimo, que ahora teje negocios varios a costillas de la celeste y blanca. La selección muleto es uno de ellos. Si el don no lo objeta públicamente, es porque también corre alguna moneda para la afa, pero en la intimidad sabe que estos amistosos –hay cuatro pactados para el interior del país– contra rivales de poca monta no sirven con vistas a una preparación seria. De todas maneras el show puede dejar algún que otro joven con proyección y de paso se le obsequia a los clubes un aumento en la cotización de los convocados, justo en época de crisis. El conchabo, para los involucrados, no es malo. ¡Y hasta la pata local va prendida como sanguijuela!

Por otro lado, también es sabido que el “biondo gnocchi”, encontró su lugar en el mundo. Está claro que de aquí a la fifa no para. Colón es simplemente un trampolín. Si bien al principio sufrió sangre, sudor y lágrimas, algo aprendió con rapidez: el pope máximo sabe retribuir muy bien la obsecuencia debida. Y en eso está. Con su discurso de supuesto erudito pretende plantar bandera en la entidad madre y anotarse como firme candidato a sucesor, sólo que no cuenta con que son varios los tiburones que andan atrás de la misma presa y que, al igual que en las familias de estirpe, cuando el patriarca no esté, los herederos se sacarán los ojos por las migajas del testamento. Mientras tanto, sigue con el trabajo de hormiga. Ya le pidió apoyo (léase fondos) al diputado, al intendente y al gobernador. El desafío está en pañales.