
Un hito es un hecho importante que constituye un punto de referencia. Un hito histórico es un acontecimiento clave y fundamental que perdurará en la vida de algo o alguien hasta el fin de los días. Esta introducción vale para entender el significado del triunfo de Colón el pasado sábado. El conjunto sabalero, que durante las últimas temporadas ha mostrado una imagen devaluada y sin ambición, puede sentirse satisfecho de haber escrito en los anales de la institución una nueva página para el recuerdo. A la hora del balance, cuando finalice este torneo, y a pesar de la magra cantidad de puntos cosechados, los rojinegros exhibirán con orgullo el crédito de haber derrotado a los dos equipos más poderosos del fútbol argentino.
Sin embargo, analizar los porqués no es tan sencillo. Es indudable que enfrentar a determinados rivales, motiva más de la cuenta. La posibilidad de ser el centro de atención de millones, sacude las fibras íntimas de cualquiera; mostrarse y sentirse en la cima, aunque sea por un momento, despierta ansias aletargadas. Una gran atajada, una jugada vistosa, un gol de impecable factura, cobran una dimensión extraordinaria cuando todas las miradas están puestas en el otro. Sin duda, la posibilidad de hacer olvidar los laureles de un grande, es una tentación imposible de ignorar. Por otra parte, saber aprovechar el mal momento del adversario es clara señal de inteligencia. Lo lamentable es la excepcionalidad de la gesta.
Ahora faltan los dos últimos trancos. Una buena cosecha podría revertir, en alguna medida, la sensación de frustración que acongoja a los colonistas. Un par de buenos resultados, nada imposible de conseguir si se mantiene la actitud y el rendimiento puestos de manifiesto en la decimoséptima fecha, serían un digno cierre que encendería una luz de esperanza de cara al futuro; tanto como para aguardar con renovada expectativa que de una buena vez se alcancen logros importantes. La entidad del barrio Centenario necesita festejar mucho más que un resultado, necesita engalanar sus vitrinas con el lozano brillo de una distinción memorable. Su afición merece una recompensa que guarde en el arcón del olvido las continuas decepciones.
APOSTILLAS



